La madrugada de este sábado, la policía de la ciudad brasileña de Sao Paulo, detuvo una fiesta ilegal en un bar en la que se encontraban cerca de 600 personas, quienes hicieron caso omiso de las restricciones vigentes, las cuales se han endurecido para intentar frenar la pandemia, que ha golpeado con fuerza al país sudamericano.
Debido las alarmantes cifras de COVID-19 que siguen registrándose día a día, el gobernador del Estado de Sao Paulo, Joao Doria, anunció el jueves pasado que aumentaría el rigor del toque de queda existente durante quince días a partir del próximo lunes, pues, entre las cinco de la mañana y las ocho de la tarde, se cerrarán espacios públicos como iglesias, playas, escuelas públicas y parques, además de que se ha extendido la prohibición a la liga local de futbol de llevar a cabo actividades.
Al sitio de la fiesta ilegal, el cual no contaba siquiera con ventanas, llegaron efectivos de la policía militar portando armas largas y herramientas para derribar las puertas, donde sorprendieron a cientos de personas jóvenes, quienes de inmediato salieron, al tiempo que los oficiales arrestaban a los responsables de organizar el encuentro.
Este tipo de redadas son comunes en Brasil, pues no es la primera vez que las autoridades detienen una reunión clandestina de este tipo, ya que el mes pasado, la policía sorprendió a un grupo de personas ataviadas con disfraces y joyería, quienes que celebraban un “carnaval” a puerta cerrada en la misma ciudad. De acuerdo con cifras oficiales, Brasil tiene actualmente 11 millones 400 mil casos registrados deCOVID-19, de los cuales, 10 millones se han recuperado, mientras que 275 mil han fallecido debido a la enfermedad, siendo así el segundo país con más número de incidencias en el mundo, tan solo superado por Estados Unidos, con 29 millones.
Con información de La Jornada y El País.
JMCG