El gobernador de Texas, el republicano Greg Abbot, aprobó este miércoles una de las leyes más restrictivas del aborto en Estados Unidos, que prohíbe esta intervención a partir de las seis semanas de gestación, cuando en muchos casos ni siquiera las mujeres saben que están embarazadas.
La norma prohíbe el aborto una vez que el corazón del feto comience a latir, lo que usualmente ocurre hacia la sexta semana de embarazo, un momento en el que muchas mujeres pueden no conocer aún su estado. Además, no permite excepciones en caso de violación ni de incesto.
Sin embargo, el aspecto más controvertido es que la ley exime al Estado de perseguir su cumplimiento y, en cambio, permite que cualquier persona, incluso aunque viva fuera de Texas, pueda denunciar a los médicos que la incumplan.
La mayoría de los tribunales federales han bloqueado la entrada en vigor de las medidas. Pero con la Corte Suprema acordando esta semana adoptar una ley de Mississippi que prohíbe el aborto después de las 15 semanas de embarazo, a los activistas por el derecho al aborto les preocupa que un fallo favorable al estado pueda sentar las bases para permitir aún más restricciones al aborto.
La versión de Texas es única, pues prohíbe a los funcionarios estatales hacer cumplir la ley. En cambio, permite que cualquier persona, incluso alguien fuera de Texas, demande a un proveedor de servicios de aborto o cualquier otra persona que haya ayudado a alguien a abortar después del límite y reclame daños económicos de hasta 10 mil dólares por acusado.
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AR