Este viernes se realizó en la Casa Blanca, la primera cumbre de la Alianza para la Prosperidad Económica en las Américas (APEP), donde el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, fue el anfitrión.
El encuentro fue para tratar asuntos relacionados con el desarrollo y la migración.
En la cumbre, el mandatario estadounidense se comprometió a fomentar los bonos verdes y facilitar la inversión de miles de millones de dólares en América Latina para que pueda "elegir" entre Estados Unidos y "la trampa de la deuda" china.
Esta disyuntiva del presidente Biden la realizó recordando que en Estados Unidos viven 63 millones de hispanos y acusando a China, socio comercial ineludible en la región, de utilizar la deuda para alcanzar objetivos estratégicos.
"Estados Unidos ya es la mayor fuente de inversión en América Latina y el Caribe, y vamos a asegurarnos de que nuestros vecinos más próximos sepan que pueden elegir entre la diplomacia de la trampa de la deuda y enfoques transparentes de alta calidad para las infraestructuras y el desarrollo", dijo Biden.
Para contrarrestar la creciente influencia de Pekín, Biden anunció que "la Corporación Internacional Financiera de Desarrollo de Estados Unidos y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) lanzan una nueva plataforma de inversión para destinar miles de millones de dólares a la construcción de infraestructura sostenible" en América.
El mandatario no dio cifras, pero dijo que el dinero se destinará sobre todo a "fortalecer las cadenas de suministro críticas, puertos modernos, redes de energía limpia e infraestructura digital" porque son "los componentes básicos" de "una economía competitiva y resistente".
A este encuentro asistieron también los mandatarios de Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Perú, República Dominicana, Uruguay, Canadá y Barbados, así como los ministros de Relaciones Exteriores de México y Panamá.
América "puede convertirse en la región económicamente más competitiva del mundo", afirmó Biden.
Pero debe superar desafíos como el cambio climático, las desigualdades de ingresos y sobre todo la migración, un quebradero de cabeza para el dirigente demócrata, a quien los republicanos acusan de no hacer lo suficiente para frenarla en la frontera con México.
Para conseguirlo, defiende abordar la crisis "estabilizando las poblaciones migrantes" donde se encuentren, proporcionándoles estatus legal y ayudas y promoviendo una migración "segura y ordenada" con programas que les permitan trabajar.
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