En Argentina, una familia sufrió un accidente automovilístico, en el cual el esposo y el hijo mayor perdieron la vida, después del accidente, la esposa de quedó a cargo de la empresa que administraba su marido y de su familia.
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Al estar al frente de la empresa, la mujer de nombre Pilar comenzó a recibir ayuda del socio de su esposo, quien era el encargado de hacer que el negocio de fabricación de muebles siga adelante y a la familia del fallecido no le haga falta nada.
En entrevistas, Pilar cuenta que: "Entré en un pozo depresivo del que no podía salir. Empecé terapia los cinco días de la semana. Las chicas también iban, pero parecían estar un poco mejor que yo. Encima estaba acorralada por los problemas económicos. El socio de mi marido venía a contarme lo que pasaba y me consultaba, pero yo no tenía idea de nada".
Con el paso de los días y meses, la relación de trabajo creció y salió una buena amistad, el amigo del hombre fallecido era divorciado, padre de una hija que se volvió amiguita de las dos niñas sobrevivientes del accidente.
Luego de dos años de pensar si era buena idea el tener una relación, ya que pensaban que sería en contra de la memoria del esposo, el amor triunfó, "Me parecía mentira después de tanto dolor, pero me había vuelto a enamorar. Tiburcio era la persona que más nos contenía, cuidaba a mis hijas y a la empresa", explicó la viuda.
Luego de dejar de esconder su amor y gritárselo a todo el mundo, las dos familias se fueron a vivir juntos: ""Me sentí fuerte para enfrentar al mundo y siempre con la ayuda de mi terapeuta, unos meses después comunicamos la noticia a todos. ¡Claro que primero se lo dijimos a las chicas! La noticia fue que estábamos juntos, que pensábamos casarnos y vivir los cinco en mi casa de Olivos. Ah ¡y qué íbamos a hacer un cuarto más para Lucrecia! Dijimos todo de una, actuamos rápido y sorprendimos a todos"
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LV