En un apasionado llamado desde Egipto, cerca de la tumultuosa Franja de Gaza, António Guterres, secretario general de las Naciones Unidas (ONU), expresó este sábado su profunda frustración ante la prolongada confrontación entre Israel y Hamás, describiendo la situación como una "pesadilla sin fin".
El conflicto, que ya supera los cinco meses, ha visto a más de 7 mil camiones cargados de ayuda humanitaria detenidos, esperando la luz verde de Israel para entrar en el asediado territorio palestino.
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Desde el paso fronterizo de Rafah, que sirve de enlace entre Egipto y Gaza, Guterres no ocultó su indignación: "Ver una interminable fila de camiones de ayuda detenidos por un lado y la creciente sombra del hambre por el otro es, sin dudas, más que trágico; es una afrenta a la moralidad".
El líder de la ONU describió la realidad diaria de los gazatíes, atrapados entre la devastación y la desesperación, con casas reducidas a escombros y el espectro del hambre acechando sin descanso.
Durante su visita a la frontera, la segunda desde el estallido del conflicto el pasado 7 de octubre, Guterres también expresó su preocupación por una posible operación israelí en Rafah, un punto crítico donde cerca de 1.5 millones de desplazados palestinos buscan refugio.
Su mensaje fue claro y directo: es imperativo un alto al fuego inmediato y un compromiso inquebrantable por parte de Israel para permitir el acceso irrestricto de la ayuda humanitaria a todo Gaza.
Además, invocando el espíritu de compasión que caracteriza al mes sagrado de ramadán, el jefe de la ONU pidió la liberación inmediata de todos los rehenes bajo custodia de Hamás.
Reafirmó que los ataques iniciados por Hamás el 7 de octubre son indefendibles, al igual que las represalias de Israel, que han cobrado la vida de más de 32 mil personas en Gaza.
"Ahora, más que nunca, es el momento de alcanzar un alto al fuego humanitario inmediato. Es hora de silenciar las armas", insistió Guterres, marcando un momento crítico en la búsqueda de la paz para la atribulada región.
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