Los incendios que asolan el condado de Los Ángeles han causado la muerte de al menos diez personas, mientras miles de estructuras han sido dañadas.
Las llamas han consumido más de 8 mil 84 hectáreas, y los bomberos, agotados, luchan contra los vientos de Santa Ana que avivan los focos activos.
El principal incendio, ubicado en Palisades, afecta una zona residencial de alto valor, con propiedades que superan los tres millones de dólares.
Este jueves, la cifra de fallecidos aumentó tras el hallazgo de dos nuevas víctimas, lo que elevó el número total a diez, según el Departamento Forestal y de Protección contra Incendios de California (Cal Fire).
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Otro incendio devastador en Altadena, conocido como Eaton, ha arrasado 5 mil 540 hectáreas. Las autoridades prevén que las cifras de daños y víctimas continúen en aumento a medida que se revisen las zonas afectadas.
Nuevo incendio y medidas de seguridad
La tarde del jueves se declaró el incendio Kenneth, que ha consumido 388 hectáreas cerca de la frontera entre los condados de Los Ángeles y Ventura. Este caso está siendo investigado como un posible incendio provocado, con un sospechoso detenido.
Además de las llamas, se reportaron saqueos en viviendas evacuadas, lo que llevó a implementar un toque de queda entre las 18:00 y las 6:00 horas. Al menos 20 personas fueron arrestadas por presuntos robos.
Karen Bass, alcaldesa de Los Ángeles, aseguró que habrá “tolerancia cero” ante estos delitos. Mientras tanto, el gobierno federal enviará 400 elementos de la Guardia Nacional para reforzar la seguridad.
Impacto ambiental y calidad del aire
El humo generado por los incendios ha deteriorado gravemente la calidad del aire, alcanzando un Índice de Calidad del Aire (AQI) superior a 160, considerado insalubre. Las escuelas y universidades del condado han suspendido actividades por el resto de la semana.
Las autoridades esperan que los vientos disminuyan en las próximas horas, aunque las alertas de bandeja roja se mantendrán hasta el viernes. La administración de Joe Biden se comprometió a cubrir los costos del combate contra los incendios, aliviando la carga financiera para California.
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