
En Puerto Príncipe, la capital de Haití, la situación se ha vuelto aún más crítica tras el ataque a balazos contra un edificio histórico que alberga la sede de Radio Televisión del Caribe (RTCV).
Un grupo de hombres armados incendió el inmueble, en lo que se considera parte de una espiral de violencia que ha dejado decenas de miles de personas desplazadas en el país caribeño.
Ataque a la libertad de prensa
El incidente ha sido calificado como un ataque selectivo contra la libertad de prensa. Según informes, la operación fue llevada a cabo por la alianza de pandillas "Viv Ansanm", grupo que ha intensificado sus actividades violentas, especialmente desde que las fuerzas de seguridad del gobierno comenzaron a contrarrestar sus acciones, incluso utilizando drones explosivos.
Los rumores sobre la supuesta muerte del líder de la pandilla, Jimmy Cherizier alias "Barbecue", han alimentado aún más las tensiones.
Fantz Duval, redactor jefe de RTCV, lamentó en sus redes sociales que “otras instituciones están desapareciendo. Estamos perdiendo nuestra historia”, lo que evidencia el profundo impacto que estos hechos tienen sobre la comunicación y la memoria cultural de Haití.
Crisis humanitaria y obstáculos a la intervención
La violencia desatada en Puerto Príncipe ha provocado una alarmante crisis humanitaria. Un reciente informe de las Naciones Unidas reveló que en 2024 se han registrado al menos cinco mil 626 asesinatos, dos mil 213 heridos y mil 494 secuestros, además de más de 40 mil personas obligadas a evacuar sus hogares en tan solo tres semanas.
La Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) destaca la escasez de financiación, ya que del plan de respuesta humanitaria de 908 millones de dólares solo se han conseguido 46,5 millones, lo que agrava las condiciones de vida en los campamentos de desplazados, ubicados en zonas de combate activo.
Stéphane Dujarric, portavoz del Secretario General de la ONU, advirtió sobre las enormes dificultades que enfrentan las operaciones humanitarias debido a la violencia y la falta de
recursos. Mientras tanto, Reporteros Sin Fronteras condenó el ataque como “otro intento de intimidar a los periodistas a través del terror”, lo que pone de manifiesto la extrema precariedad en la que se desenvuelven los medios de comunicación en Haití.
La comunidad internacional es instada a actuar con urgencia para canalizar más recursos y garantizar la seguridad de la población, ya que la crisis en Haití sigue escalando y amenaza tanto la libertad de prensa como la estabilidad social y humanitaria del país.
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