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Ironía y crítica social en Río

RIO DE JANEIRO, Brasil, 4 de marzo (AFP).- El carnaval de Río de Janeiro abrió este lunes su segunda y última noche de desfiles de las escuelas de samba, que con esplendor y ritmo contagiante traen a la célebre pasarela fuertes mensajes de crítica social y política.

El espectáculo comenzó en medio de fuegos artificiales hacia las 21:15 (00:15 GMT) y se extendió hasta el alba, en un Sambódromo repleto de fanáticos de samba ansiosos por ver sobre todo las dos escolas más tradicionales: Portela y Mangueira.

En el primer Carnaval desde que el ultraderechista Jair Bolsonaro fue electo Presidente, las dos agrupaciones presentaron espectáculos que defienden a las minorías -mujeres, indígenas, negros- y la tolerancia religiosa. Todo regado de purpurina, sensualidad, carrozas alegóricos ostentosos y mucho ritmo en los pies.

Mangueira, 19 veces campeona, contará el “lado B” de la historia brasileña, exaltando héroes y heroínas negros, indios y pobres, relegados a un segundo plano en la narrativa tradicional.

Entre ellos recordó la concejal negra Marielle Franco, firme defensora de los Derechos Humanos en las favelas de Río, acribillada a balazos en marzo del año pasado, un crimen que conmocionó a Brasil y que aún no fue resuelto por las autoridades.

“La única concejal negra que cargaba en su cuerpo las pautas que defendía -era mujer, negra, nacida en la favela, lesbiana-, fue ejecutada. [Estar aquí] es una forma de resistencia y de reclamar justicia”, dijo a la AFP su viuda, Mónica Benicio, que desfiló en la última ala de Mangueira, que homenajea a Franco.

Portela, que este año cumple 96 años, buscó esta noche su 23er título con un “enredo” dedicado a la cantante Clara Nunes, ícono musical de los años 70 y primera artista en defender públicamente las religiones afrobrasileñas.

La tradicional escuela cuenta con un ala especial diseñada por el estilista francés Jean-Paul Gaultier.

Carnaval “mercantilizado”

Siete escuelas desfilaron el domingo y otras siete lo hicieron el lunes, todas integrantes del “grupo especial” que reúne a la élite de la samba carioca.

Sao Clemente, la primera en desfilar el lunes, compuso un “enredo” lamentando la mercantilización del carnaval, cuyos desfiles millonarios pensados para los jueces, las cámaras de televisión y los espectadores adinerados se han transformado en un negocio que acaban relegando al verdadero corazón de esta fiesta: el pueblo.

La “capitalización” del carnaval llegó inclusive a la tradicional ala de las bahianas, según Sao Clemente, que colocó un aviso de alquiler en sus elegantes mujeres vestidas con enormes faldas de ruedo.

El último carro alegórico de Sao Clemente criticó frontalmente a la alcaldía, que en los últimos tres años recortó hasta en 50% los recursos públicos destinados al carnaval. “Aló Alcaldía, el carnaval es nuestra cultura”, rezaba una de las pancartas colgadas en la carroza.

En Carnaval “todos se mezclan, sin prejuicios de raza, género... es muy bueno”, afirma la joven Maria Luiza Moura, de 19 años, sin esconder su emoción por desfilar por primera vez, junto a su madre, disfrazadas de cronómetro aludiendo a las estrictas normas que rigen los desfiles.

Cada escola tiene hasta 75 minutos para desplegar sus hasta 4,000 integrantes y seis carros alegóricos con fluidez y deslumbrar a un jurado que puntúa categorías como percusión, vestuario y tema del desfile, entre otros.

La vigente campeona, la blanca y azul Beija-Flor, trajo a la avenida -una pasarela de 700 metros- la historia de sus 70 carnavales, con un show de trajes de lujo y carros mecanizados de varios metros de altura.

Otra agrupación, Salgueiro, consagró su “enredo” (tema) al dios del candomblé Xangó -patrón de la justicia- y cerró la procesión ondeando banderas con mensajes contra la corrupción, a favor del feminismo, de la igualdad, la libertad y la diversidad sexual.

La crítica

Así, con una fuerte crítica a la comercialización tipo “Hollywood” de la samba y del Carnaval, la escuela Sao Clemente abrió los desfiles del grupo especial de Río de Janeiro, de este lunes, la principal atracción de la fiesta más emblemática de Brasil.

En el segundo y último día de desfiles de las escuelas del grupo especial, la Sao Clemente realzó el espíritu original del Carnaval, una fiesta que giraba alrededor del pueblo y para el pueblo y que se convirtió en un espectáculo comercial y elitista.

“Miren la forma en que la samba quedó, nuestro pueblo quedó fuera de la jugada, sin lugar en las gradas”, coreaban los miembros de escuela ante los 72,000 espectadores en el Sambódromo.

Carros alegóricos mostraron sin tapujos cómo el Carnaval, un espectáculo del pueblo, se transformó en un evento tipo “Hollywood”, donde el arte de la samba se comercializó con exuberancias, dejando atrás la tradición y la cultura popular.

Y es que si bien en el Carnaval la gente puede danzar y cantar por las calles de manera gratuita con las comparsas, el principal atractivo, que es el desfile de las escuelas de samba por la histórica avenida de la Sapucaí, queda restringido a quien tenga dinero para pagar las costosas entradas del Sambódromo.

Los ingresos oscilan entre los 80 y los 850 dólares en las gradas, un precio que puede triplicarse en los exclusivos espacios acondicionados con todos los lujos y que se conocen como “camarotes”.

El “enredo” (argumento) escogido este año por la Sao Clemente es una relectura de su desfile de 1990, pero con un ojo más crítico que también ataca a las élites que se han construido dentro de las escuelas.

Entre ellas las famosas passistas, las divas de los desfiles cuyos contratos cada vez más suman más ceros y los cotizados carnavalescos (coreógrafos) que se venden al mejor postor, dejando atrás la tradición del trabajo de barrio, que era el que caracterizaba la esencia real de cada escuela.

Además de la Sao Clemente, este lunes pasaron por la Sapucaí Unidos de Vila Isabel, que rindió un homenaje a Petrópolis, la ciudad imperial; la Portela que recordó la importancia y la trayectoria de la cantante negra Clara Nunes y la Unión de la Isl (Uniao da Ilha) a cuyo desfile estuvo inspirado en la nordestina región del Ceará.

La escuela Paraíso do Tuiuti basó su argumento en una leyenda icono de la región, le elección de un chivo como concejal, y la Mangueira narró las historias de los héroes que nunca fueron reconocidos en Brasil.

El cierre de los desfiles del Sambódromo llegó con la escuela Mocidade Independiente del Padre Miguel, con una historia que mostró la relación entre la humanidad y el paso del tiempo.

Los desfiles de las escuelas de samba del denominado Grupo Especial son el resultado del trabajo que un ejército de personas realiza durante todo el año para lograr el mejor resultado y competir por el anhelado primer puesto.

Están los que dan vida al “enredo”, los que componen la samba para ese argumento y el carnavalesco que tiene bajo su batuta hacer el montaje del tema.

También los que se encargan de los detalles, los que dan vida a los disfraces y creatividad a las carrozas, y los que se someten a arduas jornadas de ensayos para que los bailes y las coreografías tengan la armonía requerida en la presentación.

Cada una de las escuelas tiene entre 65 y 75 minutos para atravesar los 700 metros de la pista del Sambódromo mientras los jurados califican criterios como creatividad, armonía, disfraces o composición.

Las calificaciones de los jurados son leídas el Miércoles de Ceniza, cuando concluye el Carnaval y se conoce la nueva escuela campeona de Río de Janeiro.

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