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México

'Llevamos un día sin comer, sin agua”

TENOSIQUE, Tabasco, 24 de junio (ElDiario.es).- “¿Falta mucho, mamá?”, pregunta Wilmer, de cuatro años.

—Ya llegamos —repite Vivian.

Es la misma respuesta que le da desde hace varias horas. Pero, esta vez, su promesa es cierta. Les faltan cinco kilómetros para llegar a Tenosique, la primera ciudad en territorio mexicano, después de haber caminado otros 60 desde la frontera con Guatemala. Casi un día entero a pie para un trayecto de una hora en vehículo. Los conductores de autobuses impiden que se suban porque pueden condenarlos por tráfico de personas. El rebufo de los coches pasando a escasos metros los ventila ante el abrasante sol que pesa sobre sus cabezas. Ya no encuentran nada con qué cubrirse ni árboles donde tomar un respiro.

Wilmer carga una cantimplora vacía desde hace bastantes kilómetros. “Llevamos un día caminando sin comer nada, sin beber agua. Hemos pedido agua pero nos la han negado”, lamenta Vivian. “Vamos con miedo, hay muchos obstáculos. Mucha gente que estafa, que miente para cobrar dinero”. Por el mismo arcén caminan su hijo de 8 años, otra madre con tres niños de 12 a 6 años, y una pareja de mujeres. Sus maridos avanzan unos cien metros más adelante para advertir si viene alguna patrulla migratoria. Todas partieron de Ciudad de Guatemala y se conocieron en El Naranjo, la última urbe fronteriza de ese país desde dónde se planea un cruce a México cada vez más arriesgado.

La persecución pone en riesgo sus vidas

El recrudecimiento de la persecución contra los migrantes por parte de las autoridades mexicanas va en aumento desde finales de marzo, cuando el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador dio un giro en su política migratoria de puertas abiertas hacia la contención. En los cinco meses desde su llegada a la presidencia la cifra de deportaciones casi se ha triplicado, rozando las 15 mil en abril, máximo histórico según datos del Instituto Nacional de Migración (INM). Y la tendencia sigue al alza con unas 22 mil 700 detenciones en mayo.

“Las redadas y detenciones masivas –denuncia Médicos Sin Fronteras (MSF) –fuerzan a la población migrante a la clandestinidad y bloquean su acceso a los servicios médicos”. Una de las rutas alternativas a Tapachula (Chiapas), el paso más concurrido, es por Tenosique, en el estado de Tabasco. Buena muestra de ello es la presencia sin precedentes de cubanos y haitianos, que ahora optan por entrar a México por uno de los puntos con mayor índice de violencia.

“Mucha caravana por allá en Tapachula, entonces las autoridades están deteniendo más a uno. Aquí se arriesga más, pero hay menos migración”, explica sin aminorar su paso el hondureño Fredy Mata, junto a sus dos hijos. Durante la noche, su grupo se escondió entre los matorrales cada vez que pasaba un vehículo ante el temor a ser detenidos o asaltados.

“Hemos percibido un incremento de consultas por golpes, traumas, lesiones físicas y también violencia sexual en este tramo de la ruta. Todo esto por el aumento del peligro debido a la criminalización de los migrantes”, afirma a este medio Perla Gómez, la encargada médica de MSF en la zona. En cuatro días de junio se registraron siete casos de violaciones y abusos sexuales en ese camino de 60 kilómetros, además de numerosos atracos y varios secuestros.

A Sender Ramírez y su colega los atacaron con machetes para robarles el teléfono móvil, su ropa y los pocos pesos que cargaban. “Nos apuntaron con el arma y nos dijeron que nos metiésemos al monte que si no, nos iban a matar. Entonces ya estando en el monte nos quitaron todo lo que traíamos”, explica el joven guatemalteco tembloroso y con una profunda herida que le impide mover el brazo derecho.

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