NUEVA YORK, EE.UU. 17 de julio (AP/AFP).- Minutos antes de ser sentenciado a cadena perpetua, Joaquín “El Chapo” Guzmán aprovechó para ofrecer sus últimas palabras al mundo: “Aquí no hubo justicia”.
El narcotraficante mexicano explicó el miércoles a un abarrotado tribunal de la corte federal de Brooklyn que no sólo ha sufrido “tortura” en sus 30 meses de encarcelamiento en Estados Unidos, sino que además el juez que llevó su caso ignoró las acusaciones de mala conducta que, según Guzmán, demostraron varios miembros del jurado durante su juicio.
“Mi caso quedó manchado y usted me negó un juicio justo cuando todo el mundo está viendo”, dijo Guzmán al juez Brian Cogan.
“Este proceso deja en claro que Estados Unidos no es mejor que cualquier otro país corrupto al que ustedes no respetan. Gracias, señor juez”, acotó “El Chapo” al concluir su declaración que leyó ante el juez Cogan con calma y algunas interrupciones del traductor.
Cogan lo condenó minutos después a cadena perpetua, un final humillante para un jefe criminal conocido por su capacidad para librarse de todo mal mediante el asesinato, el soborno o un túnel. La sentencia llega cinco meses después de que un jurado lo declarara culpable de 10 cargos relacionados con el narcotráfico.
El capo de 62 años, que era protegido en México por un ejército de sicarios y una compleja red de corrupción, fue extraditado a Estados Unidos para su juicio luego de fugarse dos veces de cárceles mexicanas.
Guzmán lució el miércoles su tradicional bigote después de presentarse totalmente rasurado durante el juicio. Vestido con una camisa de color lila, una corbata azul y una chaqueta gris, buscó con la mirada a su esposa Emma Coronel al entrar a la sala. Al verla sentada entre el público le mandó un beso y se tocó el corazón. Tras los aproximadamente 50 minutos de audiencia, se despidió enviándole besos.
Al iniciar su discurso, que leyó, Guzmán dio las gracias a Coronel y a su familia por apoyarlo. Denunció que bebe agua “no higiénica” todos los días, que no puede ver la luz del sol y que le duelen la garganta, los oídos y la cabeza debido al aire contaminado que respira, además de no poder recibir la visita de su esposa a prisión o abrazar a sus hijas pequeñas cuando lo visitan en su celda en Manhattan.
“Ha sido una tortura las 24 horas”, indicó.
También acusó al juez Cogan de no investigar exhaustivamente las denuncias de mala conducta de los jurados, a quienes los abogados de Guzmán acusan de admitir que leyeron noticias sobre el juicio mientras éste transcurría, algo que Cogan les pidió que no hicieran. El juez les pidió que basaran su veredicto tan sólo en las pruebas presentadas durante las 11 semanas de juicio y que no leyeran artículos sobre éste para que los reportajes no influyeran en su decisión.
“Usted decidió no hacer nada (tras las denuncias de los abogados)”, dijo Guzmán a Cogan. “Se me quitó la oportunidad de ser juzgado sólo por la evidencia presentada en el juicio”.
Añadió que cuando lo extraditaron a Estados Unidos esperaba tener un juicio justo, pero sucedió exactamente lo contrario. “Ya que el gobierno me va a enviar a una prisión desde dónde no se va a escuchar más mi nombre, aprovecho para decir que aquí no hubo justicia”, señaló.
Esto dijo
“Aquí no hubo justicia”, declaró el otrora integrante de la cúpula de mando del Cártel de Sinaloa al leer pausadamente una declaración que llevó preparada a la audiencia de sentencia y luego de que el magistrado le preguntará si deseaba hablar antes de saber cuál sería su castigo.
“Este proceso deja en claro que Estados Unidos no es mejor que cualquier otro país corrupto al que ustedes no respetan. Gracias, señor juez”, acotó “El Chapo” al concluir su declaración que leyó ante el juez Cogan con calma y algunas interrupciones del traductor.
Antes de acusar al propio magistrado por ignorar los argumentos de sus abogados respecto a las presuntas violaciones a las reglas impuestas al jurado durante su juicio y por no revisar ni leer noticias sobre el proceso, “El Chapo” se quejó del trato “inhumano” que ha recibido.
Afirmó que en los tres años que lleva preso en Estados Unidos desde que lo extraditara el gobierno mexicano, ha sido víctima de “una tortura las 24 horas del día, sicológica y mental” por las condiciones en las que lo tienen encerrado las autoridades estadunidenses.
Guzmán Loera sostuvo que no bebe agua higiénica, que no le dan acceso a la luz solar ni al aire exterior, el cual tiene que aspirar en su celda de una máquina que ya le causó daños a la garganta, oídos, nariz y cabeza.
Denunció también que desde que está preso en Estados Unidos, no le permiten ver a su esposa Emma Coronel ni a sus hijas mellizas, a quienes ni un abrazo le han autorizado darles.
“Cuando fui extraditado esperaba un juicio justo donde la justicia fuera ciega y donde mi fama no fuera factor en la administración de la justicia”, enfatizó Guzmán Loera, considerado durante muchos años por el gobierno de Estados Unidos como el narcotraficante más poderoso y temible en el mundo.
La condena de perpetua más 30 años estaba ordenada de antemano. El veredicto de culpabilidad conllevaba una sentencia de perpetua sin posibilidad de libertad condicional. Además, el juez ordenó el pago de 12.600 millones de dólares de ganancias mal habidas, la suma que supuestamente ganó “El Chapo” dirigiendo el Cartel de Sinaloa con la distribución de cocaína y otras drogas en Estados Unidos.
Los fiscales aseguran que además de traficar al menos un total de 1,2 millón de kilos de cocaína y 222 kilos de heroína a Estados Unidos, Guzmán se dedicó a matar y ordenar la muerte de decenas de personas.
El juez Cogan destacó al declarar su sentencia que es posible que Guzmán sea “un buen padre y tenga otros atributos” pero su “abrumador lado malvado” es muy fuerte.
Durante la sentencia del miércoles habló Andrea Vélez, una colombiana que trabajó para Guzmán hasta que éste la incluyó en su lista negra. Vélez aseguró que Guzmán pagó un millón de dólares a la pandilla Hells Angels para que la asesinaran.
“Afortunadamente me enteré y escapé con la ayuda del FBI”, dijo la colombiana, que habló con la voz quebrantada por las lágrimas.
Fuera de la corte el fiscal general del distrito este de Nueva York, Richard Donoghue, dijo a los reporteros que “Guzmán no envenenará nunca más a través de nuestras fronteras”.
Las fugas de la cárcel de Guzmán lo hicieron famoso: en 2001 escapó de una cárcel de México y no fue arrestado sino hasta 2014. Un año después volvió a fugarse de otra prisión a través de un túnel. En 2016 fue capturado en México y extraditado a Estados Unidos en 2017.
Jeffrey Lichtman y el resto de los abogados de Guzmán aseguraron durante el juicio que “El Chapo” es el chivo expiatorio de otros capos a los que se les dio mejor sobornar a políticos y fuerzas de seguridad mexicanas para que los protegieran mientras el gobierno estadounidense miraba para otro lado.
Anunciaron que apelarán la sentencia basándose en parte en la supuesta mala conducta del jurado.
“Un resultado justo era un juicio justo. Era todo lo que queríamos”, dijo Lichtman a la prensa frente al tribunal. “No fue justicia. No podemos tolerar una situación en la cual los jurados mentían al juez sobre lo que hacían”.
Desde su extradición en 2017, “El Chapo” ha estado generalmente aislado del mundo exterior. Los expertos dicen que probablemente terminará en la prisión “Supermax” del gobierno federal en Florence, Colorado, conocida como la “Alcatraz de las Rocallosas”.
En México la sentencia fue noticia pero no espera que influencie a gran escala la seguridad del país o el mundo del narcotráfico. Se cree que Ismael “El Mayo” Zambada controla el Cartel de Sinaloa mientras que el cartel rival Jalisco Nueva Generación gana fuerza.
“El Chapo ya es historia antigua”, dijo el analista mexicano en seguridad Alejandro Hope. “En términos del panorama en México, ya no pesa”.
El último encuentro con Emma Coronel
La esposa de “El Chapo” llegó vestida con un pantalón negro, blusa blanca y chaleco negro, calzando sus tradicionales zapatos de tacón alto y delgado como un estilete.
Al entrar a la sala para escuchar su sentencia, “El Chapo” volteó a mirarla y le sonrió, le mandó un beso juntando sus labios y colocó su mano derecha sobre el corazón a manera de saludo. Fue quizá la última vez que el exdirigente de una poderosa fracción del Cártel de Sinaloa vio a su joven mujer de 29 años.
Las muecas que hizo “El Chapo” durante la audiencia daban la idea de que estaba consciente que no tendría escapatoria a la cadena perpetua.
Cuando hablaron sus abogados, la fiscalía, y una víctima que llevó a la audiencia el Departamento de Justicia, Guzmán Loera los ignoró y, ansioso, buscaba a Emma Coronel para mandarle más besos de y levantar las cejas en señal de saludo.
Abogados preparan la apelación
Los abogados de “El Chapo” dijeron que apelarán la decisión del juez Cogan, aunque los especialistas en materia judicial sostienen que es casi imposible que el narcotraficante sinaloense consiga lo que quiere.
La fiscalía expresó su complacencia con la condena que le dio el juez Cogan a “El Chapo”, al argumentar que, contrario a lo que sostuvieron el acusado y sus abogados, el proceso fue justo y todo lo que le imputaron lo demostraron con evidencias.
Andrea Vélez, se presentó a hablar ante el juez como sobreviviente de las acciones criminales de Guzmán Loera, quien presuntamente pagó un millón de dólares para que la mataran, algo que no ocurrió gracias a que el FBI la hizo testigo protegido para incriminar a “El Chapo”.
Vélez colaboró con el Cártel de Sinaloa como asistente personal del narcotraficante colombiano Alex Cifuentes Villa, uno de los principales socios de “El Chapo” para el trasiego internacional de cocaína.
“Tuve todo y lo perdí todo, hasta mi identidad”, declaró entre sollozos Vélez, también colombiana, ante el juez Cogan, quien con la sentencia que le dictó seguramente escribió la última copla en el corrido de quien fuera considerado por Estados Unidos “el capo de capos” del mundo criminal mexicano.