"El Güero", como es conocido, cuenta que esa madrugada, cerca de las 5:20 de la mañana, escuchó un fuerte golpe, “como si hubieran atropellado a alguien”. Al voltear vio en el piso a una persona muerta, pero él siguió en sus labores
Uruapan.— Isidro García Martínez fue la persona que pudo ver más de cerca los nueve cuerpos colgados en el puente de Libramiento Oriente y Bulevar Industrial, en esta ciudad. La madrugada del jueves, y en menos de tres horas, 19 personas fueron asesinadas.
Don Isidro relata que trabajaba en su puesto de hamburguesas, ubicado debajo del puente, cuando, cerca de las 5:20 de la mañana escuchó un fuerte golpe, “como si hubieran atropellado a alguien”, comenta. El Güero, como es conocido, cuenta que al voltear vio en el piso a una persona muerta, pero él siguió en sus labores porque, dice, “el que nada debe, nada teme”.
Recuerda que un par de minutos después volvió a ver y a sus espaldas ya colgaban los demás cuerpos de la gigantesca estructura de concreto.
Dice que no sintió miedo ni nervios ante la escena del multihomicidio, pues admite que en su infancia fue víctima de violencia, y no es algo que le impresione. “En realidad, para mí fue muy poco lo que me tocó ver, porque simplemente yo estoy en mis labores, en mi trabajo”, platica, mientras acomoda su puesto y empieza su jornada para vender hamburguesas y hot dogs. Detalla que cuando escuchó el ruido de otro de los cadáveres que cayó ya no hizo mucho caso.
“Yo [seguí] en mis labores, casi sin voltear, y fue muy poco lo que observé”. Y agrega: “Ya al rato vi que había un colgadero [de cadáveres] dondequiera y demás tirados, pero yo me enfoco en mis cosas y que ruede el mundo”.
Con su mandil puesto y sin dejar de despachar a sus clientes, García Martínez enfatiza que no sintió “casi nada. Yo soy una persona que no le teme a casi nada
. “A lo único que le temo es a hacerle mal a otras personas, para que no me hagan mal a mí, es lo que yo tengo siempre de por medio”, dice.
A El Güero no le importa hablar de lo que pasó, aun con el asedio de los halcones que merodean su carrito de comida. Al tiempo que trabaja, responde la entrevista. Destaca que lleva 25 años establecido con su puesto en ese lugar, lo conoce “todo Uruapan” y es una persona respetada que no se mete en problemas con nadie. —¿Qué le dice la gente? —Es una gritadera, a cada rato me dicen: “Fíjate pa’rriba”.
Uno no está aquí por gusto, sino por la necesidad de mantener una familia. Como padre de familia me siento orgulloso, porque he podido sacarla adelante con mi esfuerzo, mi dedicación, todo honesto, limpio, bonito. Es la satisfacción que tengo, que he podido sacar adelante a mi familia sin necesidad de nada.
—¿Qué le hubiera gustado hacer si no ejerciera este oficio? —Esto es una actividad grande que tengo y me siento orgulloso de mí mismo. No tuve ni la oportunidad de elegir.
De chico viví muy traumado, me dieron una vida demasiado ruda y a causa de eso estas cosas [los asesinatos] no me asustan. Haga de cuenta que no veo y no oigo nada. Hago mis cosas y se acabó. Don Isidro cuenta que vivió violencia en su infancia por parte de su padre: “Fue una persona muy dura y gracias a eso me enseñó a ser un hombre de provecho. Nada más vivo trabajando, sin necesidad de estar fregando a nadie. Ese es mi lema.
Los comensales tampoco se inhiben, pese a que en ese lugar fueron exhibidos los cuerpos de nueve personas por el crimen organizado. El Güero los atiende y sigue su jornada como cualquier otro día, que empieza a las 10:00 de la noche y acaba a las 6:00 de la mañana. (El Universal)