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México

Desigualdad en la incertidumbre del COVID-19

MEXICO, 2 de abril (Notimex).- Al caminar sobre la acera donde comienza la calle Dr. Pasteur el escenario parecía que sería otro. Después de estar confinado a no salir y a informarme de las conferencias matutinas y vespertinas que se ofrecen diariamente desde Palacio Nacional, imaginaba que un mayor número de personas estarían aguardando en esas bancas frías que, día tras día, son utilizadas como “sala” de espera del área de urgencias en el Hospital General.

Sin embargo, para sorpresa, los presentes en urgencias sumaban alrededor de 25 personas. La mayoría de los congregados eran familiares y amigos de alguna persona internada en el hospital; otra parte correspondía a menesterosos que han decidido hacer de ese lugar su hogar temporal.

Un sillón viejo, cobijas, ropa y cachivaches acondicionan el espacio que han decidido habitar. Quizás así no se sienten tan solos, tal vez ahí aseguran un poco de calor humano. A veces también consiguen comida donada por personas que, ya sea por una manda o por iniciativa propia, desean ayudar.

El flujo de personas también era bajo en la entrada principal, por donde ingresan los pacientes con cita. Aquí hay aproximadamente 35 personas; sin embargo, ninguna hacía fila, todas permanecían sentadas. Dado a que no había pacientes esperando ingresar, la atención era inmediata.

Un cartel informa que “dada la contingencia de COVID-19 y por su seguridad, se diferirán las citas de consulta temporalmente a partir del 20 de marzo del 2020”.

Únicamente atienden a los pacientes de urgencia, post-operados, oncológicos, nefrópatas y hematológicos. Pedí informes sobre las medidas que el hospital ha implementado a raíz del COVID-19 y me proporcionan un número telefónico para llamar y hacer una cita en comunicación social.

Por ello, decidí caminar al complejo hospitalario Centro Médico Siglo XXI, también ubicado en la colonia Doctores. En el trayecto me percaté de que mucha gente sigue en las calles, muchos por necesidad y supongo que otros tantos por escepticismo. La emergencia nacional anunciada este lunes 30 de marzo no parece haber tenido un impacto claro en el comportamiento de la gente.

El ya conocido eslogan de la estrategia “¡Quédate en casa!”, expuesto noche tras noche por Hugo López-Gatell, y que busca atenuar el impacto negativo de la epidemia, así como la alerta diaria y cada vez más clara y contundente de las autoridades mexicanas, parecen ser ignoradas por una parte de la población.

Ello, mientras que en Estados Unidos crece exponencialmente el número de infectados, alcanzando ya los 226 mil 374 casos confirmados, y en la ciudad ecuatoriana de Guayaquil las crudas imágenes de cadáveres en las aceras han hecho evidente el colapso del sistema funerario.

En el Centro Médico Siglo XXI tampoco había mucha gente. Afuera del complejo sólo alrededor de 15 personas. Sin embargo, ya en los controles el ingreso es inmediato. Los dos guardias que cuidaban la entrada aplican el gel antibacterial a todo el que justifique su visita.

Al parecer era un día tranquilo, pero la tranquilidad deja dudas en estos tiempos de pandemia. Pensé que, probablemente, dentro la realidad fuera otra, pero no, la tranquilidad seguía reinando, al menos la que puede achacarse a un centro médico de tamaña magnitud.

En la Unidad Médica Familiar Número 4 del IMSS, fuera del metro Niños Héroes, no había gente esperando y a quien llegaba se le atendía inmediatamente. Para quien justificaba su visita, el ingreso era muy rápido.

La persona encargada de direccionar a los pacientes preguntaba en la puerta: “¿Tiene fiebre, gripa o tos?”, posteriormente aplicaba gel antibacterial a todos.

Para ingresar a la sala de espera se les pide a todas las personas que guarden distancia entre ellos. Me indican que “a los adultos mayores, diabéticos, hipertensos o a las personas con enfermedades respiratorias se les permite enviar a un familiar por sus medicamentos”.

Me llamó positivamente la atención que fuera y dentro de la clínica había varios carteles sobre las medidas de prevención y contención del COVID-19. “Quédate en casa”, dice el título de uno de ellos, el cual informa que solo se permite el acceso “a un acompañante por derechohabiente a las salas de espera” y que no se permite el ingreso de niños o adultos mayores si no requieren de atención médica.

Otros dos hospitales ubicados en la colonia Roma presumían igual o más calma. En el hospital Star Medica no había personas esperando a ser atendidas y la sala de espera se encontraba vacía.

En la puerta se indica que el hospital tiene un Área de Diagnóstico Externo (ADE-19) que es exclusivo para pacientes con síntomas respiratorios, en donde se realizará un “Triage” (francés de ‘triaje’, definido como un proceso de selección y clasificación de pacientes) “en caso de ser sospechoso de coronavirus”.

Muestran una guía para intervenir en caso de que se presenten síntomas como fiebre, tos, dolor muscular, dolor articular, dolor de cabeza, dificultad para respirar y dolor de garganta. Si presenta estos síntomas el paciente será evaluado y diagnosticado como sospechoso de COVID-19, su evaluación consistirá en una toma de muestra, una toma de radiografía y el tratamiento.

En la entrada del Hospital Ángeles, ubicado sobre la calle de Durango, hay un espacio de cafetería. Busqué información sobre los protocolos y medidas de atención a causa del COVID-19 y me hicieron esperar. Las paredes blancas, la sala bien iluminada y las sillas cómodas daban forma a un ambiente calmado, más que el de los centros médicos anteriores, que hace pensar que se vive un día cualquiera más.

Pero no, un aviso a los visitantes le explica que, “con el objeto de minimizar la transmisión de COVID-19: solo se permitirán dos visitantes por paciente hospitalizado” y “el acceso a menores de 16 años queda restringido”.

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