CIUDAD DE MÉXICO, 10 de junio.- El sector financiero nacional entró a la etapa de adversidad derivada de la pandemia del COVID-19 en una posición sólida. Sin embargo, hacia adelante los riesgos podrían intensificarse y afectar su adecuado funcionamiento, afirmó el gobernador del Banco de México (Banxico), Alejandro Díaz de León.
En la presentación del reporte de estabilidad financiera para el primer semestre de 2020, Díaz de León destacó que las perspectivas económicas y para el sistema financiero mexicano se han deteriorado, y se han tornado inciertas, por lo que ante esta circunstancia, el seguimiento oportuno y la adecuada identificación de los riesgos a los que se encuentra expuesto, es especialmente importante.
El banquero central expuso que algunos de los riesgos que podrían afectar la estabilidad financiera son: la desaceleración de la economía global y la incertidumbre asociada a su recuperación; mayor volatilidad en los mercados financieros internacionales y recomposición de flujos hacia activos de menor riesgo.
Aunque se deterioraron las condiciones de operación en los mercados cambiarios y de renta fija en México, recientemente han mostrado un mejor desempeño, con menores tasas de interés de valores gubernamentales a lolargo, y una apreciación y menor volatilidad del tipo de cambio.
También, una mayor contracción de la economía nacional y la incertidumbre sobre su profundidad y duración; y ajustes adicionales en la calificación crediticia soberana y de Petróleos Mexicanos (Pemex).
Detalló que el mapa térmico de riesgos del sistema financiero se deterioró respecto al reporte anterior, principalmente en temas como riesgos por exposición a mercados.
Díaz de León puntualizó que durante el primer trimestre de 2020 el financiamiento a los hogares mostró una desaceleración en su ritmo de crecimiento, tanto en el componente de consumo, como en el de vivienda, y en el segmento de personales cayó en mayor proporción.
Agregó que si bien en dicho periodo los niveles de morosidad del crédito bancario al consumo total no registraron un cambio importante respecto al 2019, en algunos casos aumentó al cierre del trimestre; mientras que en general, las condiciones de otorgamiento del crédito a la vivienda y la morosidad de la cartera se han mantenido relativamente estables.
(El Economista)