Acapulco ha sido el centro de atención en estos días por el polémico video que lanzaron como parte de su campaña promocional llamado ‘Mom I’m in Acapulco, porque desató diversos comentarios en contra de las autoridades estatales de turismo, incluso motivó un mensaje del gobernador de Guerrero, Héctor Astudillo, catalogando como imprudente la grabación.
La Secretaría de Turismo bajó el video de sus redes sociales y los críticas siguen hasta estos días, pues para los internautas, evidenciar únicamente una parte del Puerto guerrerense fue el objetivo y no precisamente en un aspecto familiar, pues para muchos, fue dedicado sólo para ‘mirreyes’.
Tomando como referencia esto, parece que Acapulco es las dos caras de moneda, por un lado con sus playas familiares y pintorescos habitantes y por otro, los excesos, los lugares de perdición, la delincuencia y la violencia, están a la orden del día.
La buena fama
Desde principios del siglo pasado, Acapulco se convirtió en un lugar turístico por excelencia, actores y actrices del momento visitaban el municipio de Guererro constantemente, incluso hubo personajes que construyeron casas opulentas, como Luis Miguel, Cantinflas o Anthony Quinn, lo que con el paso del tiempo fue atrayendo las miradas de los viajeros internacionales.
Sus playas populares y abiertas para todo el público, también fungieron como un lugar sencillo de visitar y barato, hasta cierto punto, porque no se compara con playas mexicanas como Cancún, Los Cabos o Tulum.
La cercanía con la Ciudad de México también lo volvió un centro de reunión importante, ya que 5 horas en carretera son suficientes para llegar y en muchos casos volver el mismo día.
Los precios de los bares, restaurantes y centros comerciales son de lo más accesible, incluso en la zona Diamante nada es tan exorbitante como en otros rincones del país.
Hospedarse en un hotel es muy sencillo, los hay de todos los precios y gustos, ya que cuenta con una infraestructura renovada o las más económica, la que persiste desde hace varias décadas.
La mala fama
Pero existe otro lado de Acapulco, el negro historial de este bello puerto que se ha convertido en un mar de corrupción y la impunidad. La violencia ha ido en incremento en los últimos años, la venta de drogas y la prostitución infantil, son parte importante de los males que aquejan a este paradisíaco destino que parece uno en el día y otro en la noche.
Los excesos están permitidos, en los bares se ha denunciado la venta de drogas, así como el consumo de las mismas, lo cual es un delito redondo que se comete sin el menor temor de que las autoridades intervengan.
Además de que los turistas extranjeros, saben que pueden contratar los servicios de prostitución, prácticamente en cualquier lugar.
La distribución de drogas ha dejado miles de muertos y desaparecidos, al grado de que Acapulco es considerado uno de los municipios más violentos de Latinoamérica.
Además, el grado de analfabetismo va en aumento, pues según las cifras, 11 por ciento de jóvenes de 15 años no saben leer ni escribir, por lo que deciden lanzarse al mundo de la pesca o del comercio informal, que abunda en cada punto de Acapulco.