Ataviado con careta, mascarilla y una chamarra gris, Diego Santoy Riveroll habló con el periódico Reforma en el CERESO de Cadereyta, en Nuevo León, donde deberá cumplir una pena de 71 años por su participación en el violento caso Cumbres.
“Yo creo que lo que más me afectó fue el no poder tener visita, el no poder contacto físico con la familia, y eso es lo que yo creo que nos está afectando a todos. Ha habido visitas por locutorios (...) pero el nada más ver no es suficiente como poder dar un abrazo”, dijo Santoy al entrevistador desde su celda.
El preso actualmente tiene un trabajo en prisión, en el cual elabora carteras, cinturones y bolsas de piel desde un taller con otros internos, el cual le ayuda a mantenerse ocupado, además de que su acercamiento con la religión es más que evidente, haciendo alusión en repetidas ocasiones a esta.
“¿Cómo es vivir en un lugar así?”, le preguntan a Santoy, quien responde que lo más difícil es encontrar qué hacer, además de que señaló como muy importante tener una buena relación con la familia
Cuando se le pregunta a Diego Santoy acerca de su relación con otros reos, menciona que ha logrado establecer amistad con algunos, con quienes ha mantenido el contacto a pesar de que algunos han sido ya liberados
Tras 15 años de del multihomicidio, Santoy Riveroll se mantiene hermético acerca del caso, pues ha guardado silencio en las últimas ocasiones que se le ha cuestionado al respecto, sin embargo, ha sugerido que detrás del crimen, hay detalles que espera se aclaren algún día.
A Diego Santoy se le dictó hoy una sentencia definitiva de 71 años, 7 meses y 27 días por el asesinato de los hermanos Peña Coss en 2006, además del intento de asesinato de su novia, Ericka Peña, quien fue la que lo señaló como el responsable directo del ataque, por el cual se ganó el apodo de El Asesino de Cumbres.
Acá te dejamos la entrevista completa:
JMCG