El 7 de septiembre de 2017, a las 23:49:17 horas, se registró un sismo de magnitud 8.2, localizado en el golfo de Tehuantepec, a 133 km al suroeste de Pijijiapan, Chiapas.
Fue sentido en el sur y centro del país. Dos días después del sismo, se habían registrado 482 réplicas y quince días después, 4326 réplicas, siendo la más grande de ellas de 6.1. El sismo causó la muerte de 99 personas, 79 en Oaxaca, 16 en Chiapas y cuatro en Tabasco.
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El día de mañana se cumplen 4 años del movimiento telúrico ocurrido el 7 de septiembre de 2017, el cual, en su momento, fue calificado como el más intenso que se haya sentido en México en casi 100 años.
¿Por qué fue el más fuerte en casi 100 años?
De acuerdo con el Servicio Sismológico Nacional (SSN), fue considerado como el más intenso en casi 100 años en nuestro país, desde el movimiento telúrico que ocurrió en Jalisco y Colima en 1932.
El sismo del 7 de septiembre de 2017 se percibió en el centro y sureste de México, así como en Guatemala, El Salvador, Honduras y Belice.
Según informes de la revista Nature Geoscience, el sismo se originó en una zona que está por debajo de la corteza oceánica, en el manto litosférico.
“Cuando se rompe, no solo toca la litosfera, sino también una región que no era considerada tan frágil”, explicó en su momento, Xyoli Pérez Campos, directora del Servicio Sismológico Nacional y participante del estudio.
Habitualmente, los terremotos rompen la parte superior del manto litosférico, pero el que afectó principalmente a los estados de Oaxaca y Chiapas se dio por debajo de ella. En esta ocasión, la parte del manto en el Istmo de Tehuantepec se comportó de forma diferente y se rompió.
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