En Matamoros, en la frontera con Brownsville, Texas, un grupo de 50 migrantes entró por la fuerza a Estados Unidos luego de derribar a elementos de la Guardia Nacional estadounidense y la alambrada de púas colocada en el Río Bravo.
Los indocumentados son originarios de países del Caribe, Centro y Suramérica y la noche del lunes se lanzaron al Río Bravo donde fueron retenidos por más de 12 horas.
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Esto provocó que se desesperaran y comenzaran a buscar la manera de avanzar pese a la presencia de la Guardia Nacional. “No nos quieren dejar pasar, tenemos niños, queremos agua”, gritaban los migrantes desde el lado de Brownsville.
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Alrededor del mediodía del martes, con troncos, piedras y otros objetos, los migrantes comenzaron a tratar de remover la valla de púas hasta originar un hueco por el que se filtraron ante la resistencia de las fuerzas federales.
Los agentes estadounidenses conformaron una barrera para tratar de contener el arrebato y entre gritos les ordenaban permanecer en la ribera, pero la situación se agudizó y los golpes aumentaron.
Los adultos tomaron entre sus brazos a los niños e iniciaron el avance, aunque algunos cayeron al suelo junto con integrantes de la Guardia Nacional. En el acto, niños que ya habían pasado el cercado lloraban al ver que los agentes interceptaban a sus padres.
Al final, los oficiales se vieron superados en cantidad y optaron por dejar de oponerse. Por lo que permitieron que el grupo avanzara hacia suelo estadounidense después de minutos de tensión.
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AA