El día 2 de julio se conmemora el 108 aniversario luctuoso uno de los personajes más polémicos y determinantes de la historia de México, por todas sus facetas en el destino del país, como defensor de la patria, héroe de la guerra contra los invasores franceses, y un calculador gobernante y dictador, siendo el eje causal de una revolución a escalas inimaginables, llevando en su legado el progreso económico de una joven nación a costa de una cruda injusticia social. José de la Cruz Porfirio Díaz Mori nació el 15 de septiembre de 1830 en Oaxaca.
Su madre fue una mujer de origen mixteco llamada Petrona Mori y su padre, José Faustino Díaz, un criollo español que administraba minas y participó en la lucha de independencia junto a Vicente Guerrero. Murió cuando Porfirio el sexto de siete hijos, tenía tres años de edad. Con fuertes dificultades económicas, su madre se convirtió en tejedora de puntas de rebozo, al igual que sus hermanas, mientras él, comenzó a trabajar en distintos oficios como los de carpintero y zapatero.
A los 13 años Porfirio ingresó al seminario y durante tres años Porfirio estudió física, matemáticas, lógica, gramática, retórica y latín. Poco tiempo después abandonó esas tareas para iniciarse en la vida militar en 1846, cuando estalló la guerra entre México y Estados Unidos. Una carrera exitosa en el campo de batalla en favor de la nación le permitió entrar a la política y luchar por el poder.
Tomó el control de México durante una época de gran agitación política, modernizó al país y mejoró su infraestructura, pero su Gobierno perpetuado por casi tres décadas estuvo marcado por la corrupción, los abusos a los derechos humanos y por beneficiar a las clases privilegiadas a costa de una grave desigualdad social que el tiempo y la nación no olvidan.
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LV