En la recta final de su mandato como embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar expresó duros cuestionamientos hacia la estrategia de seguridad implementada por el gobierno de la Cuarta Transformación. Salazar acusó a la administración mexicana de negar la gravedad de la inseguridad, de recurrir a culpas históricas y de rechazar la cooperación estadounidense por motivos ideológicos.
Durante una conferencia de prensa, el diplomático se mostró crítico de la política de "abrazos, no balazos" promovida durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador. “La estrategia no funcionó”, afirmó enfáticamente.
Asimismo señaló que minimizar el problema es "negar la realidad", mencionando los altos índices de violencia en estados como Sinaloa y Chiapas. Según Salazar, esta postura se ha traducido en un estancamiento en la colaboración entre ambos países en materia de seguridad.
Además, Salazar criticó la falta de inversión en cuerpos policiales y alertó a la presidenta Claudia Sheinbaum sobre los posibles riesgos de aplicar recortes de "austeridad republicana" en seguridad.
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“No se puede pagar a un policía casi nada y esperar que haga bien su trabajo", sostuvo, agregando que los bajos salarios y la corrupción son factores que impactan negativamente en la eficacia policial.
El embajador estadounidense también lamentó que el gobierno anterior rechazara un paquete de 22 millones de dólares en cooperación para fortalecer la seguridad. A pesar de la tensión, Salazar afirmó tener esperanza en el éxito del nuevo gobierno de Sheinbaum, a quien recomendó una "profunda cooperación" con Estados Unidos para enfrentar el crimen organizado y mejorar la seguridad.
La relación de Salazar con la administración de López Obrador se deterioró particularmente tras la detención de narcotraficantes como Joaquín Guzmán López e Ismael "El Mayo" Zambada, y la falta de un respaldo operativo por parte de México.
De acuerdo con Salazar, la "pausa" en la relación con el gobierno mexicano no se debió a las críticas que hizo a la reforma judicial, sino al desencuentro en temas de seguridad.
En las próximas semanas, Salazar emprenderá una gira por la frontera norte y sur de México antes de dejar su cargo el 20 de enero, día en que Donald Trump tomará posesión nuevamente como presidente de Estados Unidos.
Durante esta última etapa, el embajador abordará temas como la migración y el comercio, elementos clave en la agenda binacional.
Salazar, quien asumió su puesto en junio de 2021, fue una figura visible y activa en la vida política mexicana, con frecuentes visitas a Palacio Nacional y un contacto constante con la prensa. A manera de despedida, el embajador invitó a los reporteros a compartir una "cervecita" en la residencia de la Embajada como muestra de agradecimiento.
IO
