Eduardo Batllori Sampedro, exsecretario de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente, afirmó que es imprescindible considerar los factores actuales del ambiente, como el incremento del nivel del manto freático durante el año y, de ser necesario, repensar la manera de ejecutar el Tren Maya con la finalidad de implementar estrategias de ingeniería y prevenir posibles desastres.
“Se ha encontrado inviabilidad de realizar el tren de manera subterránea justamente por el nivel del manto freático, puesto que si pasa por debajo del nivel del mar puede haber riesgos de inundaciones”, apuntó el especialista.
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Asimismo, señaló que considera que no se está tomando en cuenta que el incremento del manto freático este año ha sido mayor que en todos los datos de los que se tenía conocimiento hasta ahora.
“No se tenían registros de algo así antes, por eso se debería reconsiderar la forma de ejecutar el proyecto… Estos incrementos en el nivel pueden generar disoluciones aceleradas y colapsos en partes del terreno, debido a una posible modificación de la estabilidad estructural”, indicó.
De igual forma, explicó que una de las características del terreno en Yucatán y aquellos lugares que cuentan con cenotes cercanos es la del suelo cárstico, lo cual provoca que los procesos de disolución sean mayores.
“Esto se da en Valladolid y Tizimín, especialmente, lo cual ocasiona riesgos de colapso y hundimiento, por ello se requiere la prevención con estrategias orientadas por la ingeniería, pero para esto se necesita ubicar y conocer si la roca tiene estabilidad y capacidad de carga”, dijo.
Riesgo en la reserva
Por otro lado, aseveró que el tren pasa por la Reserva de Cuxtal, lo cual habría que analizar debido a que es un área de captación de agua.
“Habría que preguntar qué riesgos hay del descarrilamiento del tren en esa zona, debido a que no es lo mismo un tren que pasa a 10 km/h que uno que pasará a 160 km/h y, en caso de descarrilamiento, si algún material tóxico o peligroso llegara a caer en el agua, se estaría afectando a una de las principales áreas de captación de agua”, comentó.
Enfatizó que la velocidad a la que irá el tren podría tener diversas implicaciones y que lo mejor en esos casos sería la reubicación de las mismas.
“Un tren a esa velocidad no puede prever que se cruce un animal en el camino, además, debido a las vibraciones ocasionadas en el suelo se da una fragmentación del hábitat… Las carreteras ya naturalmente fragmentan, por eso el paso de la fauna debe considerarse en el conjunto vial, tanto en carreteras como en este caso”, mencionó.
Además, destacó que, en este mismo sentido de la velocidad del tren, es necesario pensar si sería buena una reubicación para aquellas poblaciones que servirán únicamente de paso.
“Para aquellos pueblos donde no hay estación, el tren pasará rapidísimo, lo mejor sería que pasara sin interferir en poblaciones, por lo que lo preferente sería reubicar”, señaló.
Por Cecilia Abreu