Durante los trabajos del Tren Maya en el Sureste de México se han encontrado interesantes hallazgos. Tan solo en el Tramo 1, van 2 mil 482 vestigios inmuebles, 80 entierros humanos, 60 mil fragmentos cerámicos y 30 vasijas completas, entre ellas una elaborada vasija vertedera.
Así lo dio a conocer el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) a través de un informe publicado a través de su cuenta oficial.
En este reporte se detalla sobre los hallazgos del Tramo 1, el cual va desde la ciudad de Palenque, Chiapas a Escárcega, Campeche, haciendo un total de dos mil 482 vestigios arqueológicos inmuebles en la periferia del proyecto.
La Dirección de Estudios Arqueológicos del INAH y del Centro INAH Yucatán, Ileana Echauri Pérez e Iliana Ancona Aragón, respectivamente, destacaron que los registros abarcan desde montículos y nivelaciones domésticas hasta basamentos con arquitectura compleja, lo que amplía el conocimiento sobre la vida cotidiana y las relaciones de comercio e intercambio cultural que existieron hace siglos en el área maya.
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Hallazgos en el Tren Maya
En el Tramo 1 del Tren Maya resaltan dos áreas de especial interés para las y los investigadores: la primera se encuentra hacia los kilómetros 74 y 86 de la vía, al norte de la ciudad de Tenosique, en las proximidades de comunidades como El 20 y Mactún.
Se trata de una cerámica que indica una larga ocupación en la zona explorada, o por lo menos en las 15 estructuras intervenidas. La ocupación va del periodo Preclásico Medio (700-300 a.C.), aumentando significativamente durante el Preclásico Tardío (300 a.C.-250 d.C.), registrando una disminución en las cerámicas del Clásico Temprano (250-600 d.C.) y un nuevo auge en el Clásico Tardío (600 - 850 d.C.).
Exponen que un contexto interesante del periodo Clásico Temprano es una ofrenda compuesta de un cajete y una vasija vertedera, ambas con cuatro soportes mamiformes -representan los senos de una mujer-, los cuales se fechan hacía la transición del Preclásico al Clásico, conocida en la región como Protoclásico.
Aunque se han encontrado dichos soportes mamiformes en escombros de estructuras, lo más recurrente es que estas piezas aparezcan en entierros, cuevas y contextos rituales. Así, los mencionados contextos sugieren que los soportes fueron usados por la élite gobernante en momentos políticos o religiosos importantes.
La segunda de las áreas de interés se denomina Boca del Cerro y fue parte de una amplia área habitacional asociada al sitio arqueológico conocido como Panjalé. Actualmente, el material arqueológico de Boca del Cerro se encuentra en proceso de limpieza y restauración.
En mencionados espacios se encontraron aproximadamente 80 entierros humanos que, en algunos casos, presentaban deformaciones craneanas e indicarían que tuvieron un mayor estatus social.
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JG