Conrado Roche Reyes
Invitados por la Red de Personas Afectadas por VIH ,(REPAVIH) acudimos a una charla de café y amigos sobre el libro “Que se Abra esa Puerta”, crónicas y ensayos sobre la diversidad sexual, del autor mexicano Carlos Monsiváis en su local situado en la calle 54 No. 414 c por 47 y 49, centro.
En punto de las 19.30 horas dio comienzo la charla. Los presentadores de tan interesante libro fueron Guillermo Rubio Herrera y Guillermo Ricalde Pérez, integrantes del grupo de lectura La Décima Letra.
Para iniciar debemos externar quién fue Carlos Monsiváis. Fue uno de los escritores más importantes del México contemporáneo. Su capacidad critica, su estatura intelectual y su peculiaridad estilística lo convirtieron en una de las voces más reconocibles del panorama cultural en lengua castellana.
De igual modo su omnipresencia en múltiples foros (revistas, mesas redondas, programas de radio y televisión, periódicos, coloquios, museos, películas, antologías, prólogos, etc.), lo hizo una celebridad y uno de los personajes fundamentales de la cultura en México.
La convicción de Carlos Monsiváis acerca de la diversidad y las minorías, lo llevó a refrendar ideas a lo largo de los veinte años que abarca el periodo en que publicó ese debate. En el libro presentado, la mayor parte de los artículos ahí reunidos se reproducen aquí como aparecieron en su momento, sin embargo, para que el lector los analice mejor en algunos de los casos se editaron.
Los textos recogidos en este volumen ofrecen un acercamiento a la historia del movimiento gay en México. Existen interrogantes en los que Carlos Mosiváis interviene como: ¿Qué somos como entes vivos si no somos nuestro cuerpo y sus expresiones, nuestra mente y sus deseos, sus pulsaciones y sus expresiones? ¿Y cómo damos nombre a todo esto si no es por la relación que establecemos con el afuera, con lo otro y los otros?
Tenemos entonces ahora en un solo documento (“Que se abra esa puerta”) escrito muy importante, todo un mundo. ¿Estamos en el ámbito de la Antropología? ¿En el de la historia? ¿En el de la historia del arte y la historia literaria? ¿En el de la filosofía, en el de la moral? ¿En el de la estilística? ¿En el de la Psicología, en el de la Biología?. En todos esos ámbitos estamos en estos textos de Monsi, pues todos ellos se combinan para abarcar un concepto tan amplio como la cultura.
También están ahí nombres y apellidos en una lista, todos ellos inmersos en algún área de la cultura y la intelectualidad, desde escritores, artistas, pintores, hasta activistas de los derechos humanos.
La homosexualidad –como cualquier otra conducta sexual– no tiene esencia sino historia –prosigue–. Y lo que ahora se ve de diferente en los homosexuales no es algo esencial de personas que eligen amar con gente de su mismo sexo, sino de personas que escogen y/o son obligadas a inventarse una vida –pensamientos, emociones, sexualidad, gustos, costumbres, humores, ambiciones, compromisos– independientemente, en la periferia o en los sótanos clandestinos de la vida social. Por mucho que se ha avanzado y algunas personas son “aceptadas” tal cual son, la realidad radica en la anteriormente dicha premisa.