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Opinión

Puebla, ¿adónde va?

Ernesto Hernández Norzagaray

La sola noticia de la muerte de Rafael Moreno Valle y Martha Erika Alonso Hidalgo provocó en automático reacciones virulentas, sin fundamento, oportunistas entre la comentocracia y el anonimato de los bots que se manifiestan como una sinfonía en las redes sociales.

Todos parecían contar con la evidencia de un crimen de Estado y sólo correspondía con denunciarlo, instalarlo en nuestro imaginario culposo. Bastaba decir “fueron ellos”, sin ningún peritaje técnico que lo avalara, menos con una evidencia.

Y es que no se busca comprobar nada, sino incendiar las redes con una fuerte dosis de sospechosismo. Dejar la impronta de que con este gobierno de izquierda también se asesina. ¿Con qué fin? No hay nada a la vista que pudiera demostrar que el gobierno obtiene un beneficio, sino todo lo contrario, le afecta en forma directamente proporcional a la extensión de la duda.

Y como prueba están los miles de mensajes acusatorios que buscan instalar la desconfianza en la sociedad. No olvidemos que estamos en una atmósfera de esperanza generalizada y la duda resulta un antídoto potente, severo, apocalíptico, engañoso.

Una campaña negativa que espera que después del vendaval quede la duda corrosiva. Esa duda que está en nuestro ADN después de tantas desilusiones y desencantos políticos. Así que la muerte de Rafael y Erika haya sido accidente o atentado, cae al dedo de quienes buscan en automático, sacar raja política en perspectiva de futuro.

En unos meses el Congreso del Estado deberá convocar a nuevas elecciones, en tanto el Estado estará en manos de un gobernador interino. El ánimo social es el que se expresó en la ceremonia luctuosa cuando la Secretaria de Gobernación fue señalada por la muchedumbre como ¡asesina!, que la misma la minimizó como un derecho de libertad de expresión.

La vida política, sin embargo, seguirá su curso aun en condiciones inéditas, impredecibles, porque es evidente que la derecha poblana buscará ser la heredera en el fatal accidente. Y en esto no podemos omitir la declaración de AMLO que acusa a este grupo que atacó en el sepelio de “mezquino y neofascista” que eran innecesarias.

La apuesta en esta circunstancia es la democrática. Investigar con peritos confiables, internacionales se ha dicho, alejados de la emotividad, capaces de analizar los hechos y deslindar responsabilidades, además, en medio de la preparación de nuevas elecciones que deben realizarse a más tardar el próximo verano.

En tanto ello ocurre, ya se resolvió que el gobierno interino esté en manos del panista Jesús Rodríguez Almeida, el ex secretario de Gobierno, lo que distiende un poco la tensión, considerando que Morena tiene la mayoría absoluta del Congreso del Estado y pudo haber decidido en otro sentido.

Sin embargo, el Instituto Electoral del Estado no pasa por su mejor momento de credibilidad, lo que podría llevar a considerar que sea el INE el que organice la elección de gobernador como lo establece la ley en situaciones de excepción.

Ahora, una pregunta que está en la atmósfera política es si Miguel Barbosa, el ex candidato de Morena al gobierno del Estado, volvería a postularse o bien en el ánimo de contribuir a una transición menos accidentada se autoexcluye para garantizar mejores condiciones de competencia. Que sería una decisión madura, inteligente y solidaria con la circunstancia poblana.

Barbosa ha dicho que no es el momento de tomar una decisión, habría que esperar a que el ambiente se torne menos tenso y resolver. Evidentemente no es fácil habilitar candidatos sea en Morena o en el PAN, el PRI no pinta, pero tampoco imposible, ambos partidos seguramente ya están valorando a los posibles candidatos y lo mejor que puede suceder es que no sean personas que vengan a crispar más el ambiente político de la entidad.

Incluso, estas nuevas elecciones deben contribuir a mejorar la atmósfera que dejó la resolución polémica del TEPJF, y producir resultados creíbles, y eso dependerá de los candidatos y las alianzas que se produzcan en los próximos meses.

Hasta ahora se perfilan la renovación de la alianza PAN-MC que tendría como posibles candidatos panistas al empresario Jorge Aguilar Chedraui o Humberto Aguilar Coronado, la senadora Nadia Navarro y la diputada Verónica Sobrado; en tanto por MC a la diputada Maiella Gómez Maldonado y a Martha Tagle en caso de abandonar la alianza; la alianza Morena-PT-PES, además de Miguel Barbosa, están los senadores Alejandro Armenta Mier y Nancy de la Sierra Arámburo, pero lo que puede ser definitivo es que Morena amplíe su red de alianzas con sectores de base del PRI, como sucedió en Chiapas y Veracruz, que le permita alcanzar el triunfo de gobernador. El PRI está llamado a ser el partido bisagra y es posible que se incline por Morena.

En definitiva, la muerte repentina de la pareja Moreno-Alonso cambia un escenario que se pronosticaba difícil luego de los resultados que no dejaron satisfechos a muchos, ahora se pronostica una competencia por los votos bajo la sombra de estos dos personajes.

La historia de muertes repentinas de candidatos y gobernantes, de Colosio hasta Torre Cantú, es que el partido en el gobierno termina por imponerse, ya veremos si continúa esta conducta electoral o se rompe en los siguientes meses, ya que todo dependerá de las alianzas que se construyan, pero también los resultados de la investigación del siniestro.

Mientras eso ocurre el ruido de la sinrazón continúa y es un plus para la política poblana, donde se habilita a Gilberto Higuera Bernal como nuevo Fiscal General del Estado luego de la renuncia repentina “por razones personales” de su antecesor Víctor Antonio Carrancá Bourget, y cuando aquél y su hermano Alfredo se les ha vinculado con el Chapo Guzmán, que la verdad sorprende por lo inesperado (véase: https://www.sinembargo.mx/22-06-2016/3054749)

(SIN EMBARGO.MX)

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