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Opinión

México y la amenaza imperialista

Cristóbal León Campos*

Los intereses imperialistas de los Estados Unidos vuelven a poner énfasis en el territorio mexicano, las declaraciones del presidente Donald Trump catalogando a los grupos narcotraficantes como terroristas es la fórmula del pretexto para perfilar la injerencia abierta, dar supuesta mano de ayuda para combatir la delincuencia con asesoría militar y de inteligencia, o, en el caso más cínico, preparar la invasión escondida de preocupación (cuando es su país el primer impulsor, comerciante y consumidor de droga en el mundo), sólo son distorsiones de la misma figura, el deseo imperialista está puesto en apoderarse de toda la materia prima, los recursos naturales y la fuerza de trabajo de América Latina, una reedición cada vez más pública de la vieja doctrina Monroe, los hechos recientes dan muestra, el golpe de Estado en Bolivia posibilita el saqueo de la nación con el mayor yacimiento de litio, los intentos desesperados por derrocar al gobierno de Nicolás Maduro en la República Bolivariana de Venezuela para hacerse del petróleo, la gerencia de los gobiernos neofascistas como el de Brasil, que le permite controlar la Amazonia, destruirla a su antojo y posteriormente desarrollar industrias bajo su control, así como, la avanzada ultraconservadora, contrarrevolucionaria y las contrarreformas económicas y sociales dictadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) con la descarada aprobación de la Organización de los Estados Americanos (OEA), son parte del verdadero plan de dominación mundial dictado desde Washington.

Las palabras cínicas de Trump son una amenaza para la soberanía y autodeterminación de México, no es una exageración calificarlas así, es simplemente el conocimiento de la historia y el reconocimiento del momento geopolítico que vive América toda, la apuesta imperialista por extender su dominación, profundizarla en países que ya están bajo su mando y, la intención de una nueva imposición en naciones que históricamente han resistido a sus deseos neocolonialistas como Cuba y en décadas recientes Venezuela, no son para nada un juego de palabras, los hechos son claros y contundentes, el reacomodo de la piezas en el tablero de la política regional está en marcha, el golpe en Bolivia, de consumarse en totalidad, garantiza una posición de avance para el neofascismo, que ya ha alcanzado victorias, pero necesita establecer bases firmes para ejecutar el plan imperialista. Venezuela ha resultado ser una verdadera pesadilla en los últimos años para el imperialismo por su proyecto bolivariano de unidad e integración latinoamericana, quien crea aún a pesar de las evidencias lo dicho, tendría que repensar detenidamente las cosas dos veces, pues si bien la ultraderecha avanzó en los años recientes con victorias electorales y golpes parlamentarios, el panorama se les va revirtiendo con el triunfo en Argentina y el gobierno mexicano actual.

Es justamente lo último lo que acelera y agudiza las acciones del imperialismo, desde su triunfo electoral y asunción al poder, Andrés Manuel López Obrador ha dado giros importantes en materia de política exterior, aun considerando la sumamente compleja situación generada por los miles de inmigrantes mexicanos radicados en Estados Unidos o los que intentan todos los días cruzar la frontera de una u otra forma, situación que se agudiza con el rechazo de Trump a los inmigrantes centroamericanos que terminan quedando en una especie de trampa en México, estos giros referidos han tendido la mano a los pueblos y gobiernos latinoamericanos, algo que frente a la mirada simple parecería algo menor, mas en realidad es el reposicionamiento en la escena global de México, son actos que confrontan los deseos imperialistas de manera directa, como ejemplo puntal, el asilo a Evo Morales, un presidente depuesto por un golpe de Estado orquestado por Estados Unidos, la búsqueda de Evo hasta Bolivia y la negación de los países sometidos al interés estadounidense para que se pudiera usar el espacio aéreo de sus naciones en el traslado a tierras mexicanas, deja muy pero muy claro a quién sirven y, sobre todo, contra qué intereses ha actuado el gobierno mexicano, el replanteamiento de la relación entre naciones es un punto sumamente importante, y es que si bien es cierto que la económica mexicana esta íntimamente relacionada e incluso condicionada-dependiente aún por la injerencia estadounidense, también es verdad que la nueva política internacional, la defensa de la soberanía como un principio absoluto y el establecimiento de relaciones económicas-políticas con países a los que los gobiernos anteriores de México se oponían siguiendo el guión imperialista, da lugar al malestar neofascista al interior de la patria de Juárez y a la búsqueda de estos proinjerencistas de excusas para preparar el campo y la opinión de la sociedad a favor de sus deseos y sueños neocoloniales.

Los sectores ultraconservadores avivan su rencor y odio al avance de la nueva política internacional mexicana y pretenden generar las condiciones para una intervención, un golpe de Estado o la situación que les posibilite asumir el control perdido del país, la agresión y amenaza imperialista en palabras de Donald Trump al hablar de grupos terroristas en México es, en suma, el aviso y propaganda del deseo de someter a nuestra patria al poder y control estadounidense y neofascista. La guerra imperialista contra la humanidad que ha puesto énfasis en Latinoamérica, hace hincapié en México, ahora que el propio imperio se derrumba en su interior por sus contradicciones autogeneradas y por la resistencia de los pueblos en el mundo. Que quede muy claro, pero muy claro, ante las amenazas imperialistas y agresiones neofascistas el pueblo de México sabrá defender su soberanía y su autodeterminación tal y como lo hacen hoy las naciones hermanas de Nuestra América.

¡No a la injerencia imperialista-neofascista en México!

* Integrante del Colectivo Disyuntivas

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