María Teresa Jardí
A una velocidad difícil de seguir se suceden las ruedas de prensa y las entrevistas de televisión y de radio, de colectivos, de pueblos originarios, de académicas e investigadores, historiadoras, biólogas, sociólogas, artistas, estudiantes, organizaciones diversas: alarmadas por #lasmentirasdeltren. Por la Red se comparten videos y documentos bien informados sobre el daño inmenso que el Tren Maya y sus anexos van a traerle al mundo, al país y a la Península de Yucatán.
En la rueda de prensa del 11 de diciembre quedó claramente expuesto el tamaño del rechazo a la construcción del mal llamado Tren Maya.
Despojar no es progresar y el Tren Maya y sus anexos son el despojo de la vida civilizada para todos.
Los que por años defendimos el Estado de Derecho creímos que votando por AMLO se iniciaba su construcción como Estado de Derecho Social. Nos equivocamos. Los partidos políticos se han convertido en empresa generadora de empleos. Y los políticos llegan al poder con tantos compromisos que al día siguiente de la llegada ya son esos otros los que declaran que la noche es responsable de los delitos (PAN) o que “si no fueran autoridad también saldría a manifestarse gritando la consigna de prohibido, prohibir”. Lo que a fin de cuentas, en el caso de lo declarado por AMLO, no es más que el principio de derecho expresado también en aquello de que: “lo que no está expresamente prohibido, está permitido”. Lo que forma parte del pacto social que continúa roto por más que estemos de acuerdo con algunas de las cosas que se están haciendo. Lo de la Ley de Amnistía es ejemplo de un acierto.
Pero el neoliberalismo sigue presente y con MORENA se aplica con la misma saña con la que lo hicieron el resto de ejecutivos neoliberales que sufrió México. Con cierto control con AMLO de la corrupción. Mientras que las anteriores cabezas del Ejecutivo de manera cada vez más esperpéntica se fueron exhibiendo como más corruptas al punto de haber llegado a lo que el imperio yanqui exhibe por estos días con la detención de García Luna. Lo que tendría que llevar a AMLO a hacer un alto y repensar sus alianzas.
La iniciativa #lasmentirasdeltren está desmontado las mentiras que alrededor de la construcción del mal llamado Tren Maya se están diciendo. Ha demostrado con investigaciones y pruebas científicas lo pernicioso que es para la vida del planeta en términos del cambio climático que la humanidad enfrenta y el desastre que traerá para la vida de todos la destrucción de lo que queda de selva.
Es un proyecto irrespetuoso con los pueblos originarios y con la naturaleza. Un proyecto económico, negocio de los mismos ricos de siempre, y peor aún, concretizador de la aplicación del Plan Puebla Panamá/ Iniciativa Mérida que baja al Sureste la frontera del imperio yanqui.
Si ponen su nombre en Wikipedia, en uno de los primeros encabezados, encontrarán que: “México está en una situación de emergencia ambiental. La contaminación del agua, la tala inmoderada y la expansión de megaproyectos son preocupantes, advierte Víctor Manuel Toledo Manzur, secretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat)”, quien, habría estado, de no trabajar para la 4T, defendiendo a los pueblos originarios, al lado de los investigadores y académicos que alertan sobre las terribles consecuencias, denunciando, lo mismo que Toledo, pero sumando su rechazo al mal llamado Tren Maya, postura que ha ido creciendo, como la de Greta Thunberg, de manera exponencial. Amenaza a la que se suman los “polos de desarrollo”, que se sumarán a las grandes extensiones sembradas de soya transgénica, a los megaproyectos en expansión, a las granjas de cerdos que como mala yerba saltan por todo el territorio yucateco, al exterminio de la abejas y lo que se vaya acumulando…
A la consulta plagada de engaños e inconsistencias le seguirán los amparos y las denuncias internacionales. Acciones obligadas cuando la firma del pacto social con más sangre de los pueblos se quiere continuar borrando.