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Opinión

La consulta (o decidir por sí mismo o dejar que otros lo hagan)

Jorge Lara Rivera

…“Espero con mi hijo junto a las estaciones/ y pienso que el futuro va a llegar en los trenes/ defiendo mi esperanza, amo mi juventud/”… tal, proclama el colombiano Carlos Castro Saavedra (1924-1989) en su poema “Plegaria desde América”.

Ha sonado la hora. Hoy es el día. Sin que tenga que fatigarse la onerosa plaga del INE ni haga dispendio de presupuestos multimillonarios para algo que requiere, principalmente, entusiasmo, 10 mesas de consulta se instalan en Mérida para recoger el sentir de los yucatecos.

Por encima de adicciones y alergias partidistas el asunto nos merece atención. Para nosotros, habitantes de la península de Yucatán, el proyecto “Tren Maya” es el más importante del sexenio por sus repercusiones socioeconómicas y medioambientales en el desarrollo sustentable de la región Sur/Sureste, tradicionalmente relegada por inercia y corrupción en las prioridades del país a lo largo de su historia independiente, pueden cerrar la criminal brecha de desigualdad social que prevalece en la zona. Desde el plebiscito a inicios del siglo XIX que decidió la federalización de Chiapas a México, no se había convocado a la gente para un asunto trascendental que la afecta de modo directo, y es la primera vez que se incluye a las comunidades originarias –mayas (Tzeltal, Ch’ol, Tzotzil, etc.) en ella. Igual que hicieron con la idea, más modesta, presentada por Ivonne Ortega Pacheco, sin importar la evidencia de su rol en la historia de éxito y prosperidad de las mayores economías del planeta desarrollando ex profeso y manteniendo extensas redes ferroviarias y eficaces servicios de trenes; en automático escarnecido por mercenarios, charlatanes y oportunistas de toda laya en los medios al servicio de la oligarquía, y cuestionado en los últimos días por algunos expertos y activistas bienintencionados, la viabilidad del proyecto ‘Tsímin káak’ (así se nombra en lengua ancestral) es real porque la inversión que requiere está prevista en el presupuesto de egresos ya aprobado.

Prestando servicio de pasajeros y de carga impulsado por locomotoras diesel eléctricas (75) el tren interconectará Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo mediante 1 mil 460 km de vías férreas (que reducen el impacto ambiental porque aprovechan infraestructura existente –como derechos de vía del Ferrocarril del Istmo de Tehuantepec; entre Palenque y Valladolid, y carreteras, autopistas y líneas de transmisión de la CFE con las áreas despejadas propias de los postes– y 18 estaciones (Palenque, Tenosique, Balancán, Escárcega, San Francisco de Campeche, Mérida, Izamal, Chichén Itzá, Valladolid, Cobá, Cancún, Puerto Morelos, Playa del Carmen, Tulum, Felipe Carrillo Puerto, Bacalar, Chetumal e Xpujil). Su concepto integral protege a la población (evita cruces a nivel, asegura permeabilidad a ambos lados de la línea con pasos peatonales y pasos vehiculares para garantizar movilidad actual y futura de los territorios involucrados, confinando la vía en algunos puntos de su paso por poblaciones y zonas urbanas; busca contribuir a la restauración de la “conectividad biológica” de áreas naturales, hoy afectadas por efecto de obras previas realizadas sin armonización con la Naturaleza, con túneles “puente” equipados con dispositivos externos, semejantes a los usados en hoteles ecologistas, para “guiar” el paso de migraciones animales y evitar atropellamientos de fauna.

Se propone conservar ecosistemas y “servicios” ambientales, al tiempo que rehabilitará ecosistemas degradados, en especial en Areas Naturales Protegidas; reducir la tala ilegal y emprender acciones promoviendo el “Uso responsable del suelo” y fomentar la producción agrícola y ganadera “amigable con el Medioambiente” para apoyar un mercado sustentable y sostenible hacia una economía basada en el aprovechamiento responsable de recursos naturales. Asimismo impulsar a actividades económicas que requieran un uso menos intensivo del suelo y de recursos naturales. La seguridad del tren se regirá por un Centro de Control de Operaciones ubicado en Mérida y semáforos ferroviarios, comunicación por radio, teléfono e internet; y control de maniobras y cambios de vía. Así involucrado, el gran público decidirá su suerte (la del proyecto y la nacional).

Imposible olvidar la esperanza que alienta en los versos de Ramón López Velarde: “Suave Patria, tu casa todavía es tan grande/ que el tren va por la vía/ como aguinaldo de juguetería/ y en el barullo de las estaciones,/ con tu mirada de mestiza,/ pones la inmensidad sobre los corazones”.

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