Opinión

Mario Mex Albornozi

Entre el 13 y el 14 de febrero de 1974 fue secuestrado y ultimado el asesor sindical Efraín Calderón Lara, conocido popularmente como “Charras”, pasante de la Escuela de Leyes de la Universidad de Yucatán, institución predecesora de la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Yucatán. El contexto histórico en el que se dio tal deplorable crimen fue el de la década de los años setenta, la del sindicalismo independiente como alternativa política para los trabajadores de Yucatán. Fue un momento que con varios antecedentes en la década de los sesenta y en períodos anteriores, generó la posibilidad de que se creara un proceso político contrapuesto y crítico al dominante, el del entonces partido único institucionalizado, y que tuviera rasgos democráticos y con una utilización de espacios de difusión más cercanos a las necesidades de la población yucateca.

La participación política de Efraín Calderón Lara y su posterior asesinato como consecuencia de aquella también pueden entenderse en el peso que tuvo su figura carismática, algo que no había existido en muchos años en nuestro estado. El desarrollo del movimiento social en el que se vio inmersa la formación de sindicatos independientes en Yucatán hizo que Calderón Lara fuera tomando un papel cada vez más relevante en esos años. Su capacidad de vincularse con los trabajadores, el brindarles asesorías sin ánimo de lucro, la configuración de un liderazgo en búsqueda de la libertad democrática en una sociedad controlada por la cerrazón gubernamental, hicieron del joven pasante de Leyes, hasta cierto punto, la persona más visible a la cabeza del movimiento. Al menos así era para los grandes empresarios y los grupos de poder político locales y nacionales, aferrados a la estructura de gobierno, quienes pretendieron acabar con la alternativa política del sindicalismo independiente mediante la desaparición de uno de sus participantes más activos.

Al ser reprimido el movimiento hubo un cierto repliegue por parte de los sindicatos, pero eso no ocasionó que se acabara la opción política de los trabajadores. Además, hubo otras figuras que través de organizaciones estudiantiles y culturales y con la asesoría política, permanecieron encabezando varias de las principales directrices del movimiento sindical, como a su vez lo hicieron de manera coordinada mientras vivía Calderón Lara. Existieron otros personajes y grupos que participaron activamente a favor de la defensa de los derechos laborales de los yucatecos y que desafortunadamente no son tan conocidos como Efraín Calderón.

Otro aspecto fundamental del movimiento sindical independiente fue su vinculación con el estudiantado yucateco. Para varios sectores de la sociedad yucateca los años setenta fueron el punto de partida en el que confluyeron varios espacios, grupos y acciones en defensa de la democracia, por los derechos laborales y por la libre manifestación de ideas, entre los que participaron de manera activa los estudiantes. Hasta la fecha es posible decir que los escolares de varios niveles educativos en Yucatán toman la movilización social de los años setenta y la figura de Calderón Lara como referencia inevitable para conseguir eso de que se habla en las escuelas y que pocas veces es llevado a la práctica: la vinculación del estudiante con su sociedad.

Fue en aquella unión de los estudiantes con los obreros, los vecinos de la ciudad de Mérida, con los ejidatarios y con demás trabajadores, donde Efraín Calderón Lara participó activamente. Como pasante de la Escuela de Leyes y trabajando en un despacho abierto, utilizó los conocimientos intelectuales adquiridos en la escuela, en este caso en la Universidad, para mejorar las condiciones de vida de los trabajadores yucatecos que se desempeñaban en las empresas de camiones, en zapaterías, panaderías, en empresas de la construcción, entre otros grupos. Pues gracias a él, a la participación estudiantil y a los trabajadores politizados, fue que se creó, por ejemplo, el actual sindicato o asociación, de trabajadores manuales y administrativos de la UADY. Las asesorías de Calderón Lara se dieron para concientizar a los trabajadores sobre su medio laboral y sus derechos, y en la formación y registro legal de sindicatos en ambientes de trabajo donde no existían y había una situación de explotación indiscriminada.

En los años setenta, ochenta y parte de los noventa del siglo XX se vivió en Yucatán una movilización importante de sectores de trabajadores. En prácticamente todos los casos el objetivo de esos ciudadanos era conformar agrupaciones sindicales o democratizar las ya existentes. Muy notable fue el esfuerzo que se concretó en la década de los setenta, después de una serie de acontecimientos que fueron desde huelgas hasta la participación de sectores estudiantiles en apoyo a los obreros y la formación de uniones sindicales independientes de las centrales obreras que respondían al PRI. Esta situación fue posible debido a varios factores. Uno de los más importantes fue la insurgencia cívica por la democracia que se dio a fines de la década anterior, que en Yucatán se expresó en un repudio al PRI-gobierno en las elecciones para gobernador de noviembre de 1969. Después de lo que muchos ciudadanos y ciudadanas consideraron un fraude, Yucatán terminó sumándose a aquellas entidades en las que se empleaba el ejército para “garantizar el orden público”. Una mancha de ilegitimidad acompañaría al gobierno local en el período 1970-1976.

Otro factor fue que una parte notoria de trabajadores y trabajadoras de la industria de la construcción, del transporte, del calzado, de gasolineras, e incluso de la propia Universidad de Yucatán (hoy UADY) carecía de los más elementales derechos laborales y permanecían en un ambiente de autoritarismo patronal y antidemocracia. Un tercer factor fue la participación de un sector importante de activistas, entre los que estaban profesores y estudiantes. Entre ellos, destacó el abogado Efraín Calderón Lara, quien encabezó un aspecto significativo del trabajo político y de asesoría legal que hizo posible la formación de sindicatos democráticos e independientes. No fue el único, pero sí uno de los más notorios y carismáticos líderes de lo que tomó forma como un movimiento que ya no sólo era obrero y estudiantil, sino que empezó a abarcar a otros sectores de la población.

En alguna ocasión, gente cercana a Efraín Calderón Lara me comentó que en su momento el propio Heberto Castillo lo invitó a conformar un partido político nacional que posibilitara la democratización de México. Esto, junto al malestar de algunos grupos de empresarios en Yucatán que veían afectados sus intereses por el movimiento sindical y el hecho de que el régimen tricolor aplicara como política de estado la más brutal represión contra dirigentes sociales y políticos, como lo demostraron los sucesos de 1968 y 1971 en otras partes del país, fueron quizás las causas principales por las que en febrero de 1974, Efraín Calderón Lara, conocido popularmente como “Charras”, fuera secuestrado y asesinado por elementos de la policía estatal.

De acuerdo a mis años de investigación sobre los movimientos sociales en Yucatán, he podido empezar a construir una hipótesis acerca de lo que sucedió respecto a este terrible crimen. Dicha hipótesis apunta a que el gobierno federal, directivos de la CTM (Confederación de Trabajadores de México) y empresarios presionaron (y ayudaron) al gobierno del estado para que se llevara a cabo el asesinato. Si es que existen documentos y evidencias plenamente probatorias de la autoría intelectual del homicidio (la material ya se comprobó), están todavía por estudiarse y buena parte con seguridad se estarán resguardando en el Archivo General de la Nación (AGN). En 2004 fui a revisar unos documentos ahí para mi tesis de licenciatura y me comentaron quienes laboraban en dicho sitio que los archivos en donde estaría la evidencia de lo ocurrido en Yucatán en 1974 todavía no estaban abiertos al público o a los investigadores para ser consultados. Sin duda falta mucho por investigar, analizar y difundir sobre este período de la historia de Yucatán.

La constancia y permanencia de organizaciones sindicales como la universitaria, junto con el rescate de la memoria histórica a través de una serie de eventos educativos y actos políticos que se realizan hoy en día acerca del movimiento sindical; la continuidad de la participación estudiantil en la búsqueda de soluciones a los problemas sociales, así como los elementos literarios expresados en piezas musicales, novela y poesía derivados de todo ello, nos hacen decir que el trabajo de Efraín Calderón Lara fue algo benéfico para Yucatán.

i Historiador, antropólogo. Egresado de la Facultad de Ciencias Antropológicas de la Universidad Autónoma de Yucatán. Ex Diputado federal plurinominal de Yucatán por la Tercera Circunscripción del Grupo Parlamentario de Morena en la LXIII Legislatura entre 2017 y 2018. Actualmente Presidente del Comité Ejecutivo Estatal de Morena en Yucatán.