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Opinión

Reportero, comunicador, cronista

Por Gilberto Balam Pereira

Periodismo y sus variantes

Lamentablemente, me fue imposible asistir el primer día del IV Seminario Internacional de Periodismo organizado por nuestro Diario POR ESTO!, por lo que no estaba informado de las reglas acordadas desde un principio. De modo que en mi turno de intervención no consideré el tiempo que tenía asignado de 10 minutos como máximo, y no avancé mucho en mi ponencia. Entonces protesté: “Si no voy a disponer del tiempo breve que necesito para hablar… no me inviten otra vez a sus reuniones” y me mordí un… labio.

Aún con la limitación del tiempo, sentí la reunión de sumo interés, sobre todo en el Capítulo de comentarios: dos periodistas se enfrascaron en la discusión sobre el hecho de que el periodismo debe sustentar la cultura o en su defecto no hay periodismo. La discusión se percibía ya prolongada sin acuerdo y tomé la palabra para opinar que se había incurrido en un enfoque errado. Periodismo-Cultura.

Ambos conceptos no obligadamente son vinculatorios, dije, aunque ocasionalmente pueden serlo. Y hasta con frecuencia.

Recuerdo que opiné que dicha discusión estaba desvirtuándose y que se estaba insistiendo en que el periodismo necesariamente cobraba realidad cuando estaba fundamentado en la cultura. Les dije que ambos términos no necesariamente estaban vinculados porque el periodista podía abordar también el tema de las artes, la danza o el deporte sin dejar de ser periodista.

Y que estas disciplinas se desarrollan con o sin el abordaje del periodismo.

Uno de los que estaban “atorados” en la discusión, al parecer cubano, quizá para dar por terminada la polémica, se dirige a mí y me dice: “le doy a usted toda la razón”.

Para terminar el tema agregué: “al cabo, ¿qué es ser periodista? Y respondo yo mismo: periodista es el que escribe con periodicidad y frecuencia en algún periódico; tenemos así, tres raíces a la vez”.

Nadie dijo nada al respecto, a pesar de que muchos asistentes eran periodistas.

¿Diferencias?

En mi turno, recuerdo que intenté establecer diferencias:

Periodista, el que escribe con periodicidad.

Reportero, el periodista que acostumbra las entrevistas y el uso de fotografías como testimonios de sus escritos.

Analista, el que desgrana causas y efectos de un hecho para escribir.

Comentarista, el que comenta hechos por los medios sin encontrar la razón para escribir.

Escritor, el que escribe libros. Basta con alguien que escriba un voluminoso y bien editado libro para creer que ha logrado la inmortalidad.

Cronista, el que escribe dándole prioridad y resalto a los detalles de los hechos, fechas, lugares, es eminentemente descriptivo, como los que estamos en esta sesión. Escribimos para la memoria. Y para que ésta sirva a la Historia.

Con el inconveniente de que la memoria es vulnerable con el tiempo, a la confusión, a la equivocación y al dolo.

A propósito, obsequié a los asistentes de nuestra sesión, a nombre de nuestro diario POR ESTO! 40 ejemplares de mi más reciente crónica o conjunto de testimonios y estadísticas referentes sobre “Las condiciones en que entregó México, Peña Nieto después de haberlo desecho sus esbirros”.

Bueno, decía que la memoria tiene el inconveniente de dejarse utilizar muchas veces de manera malsana.

Antes, recordemos que son los triunfadores los que escriben la historia.

Quiero hablarles finalmente de dos casos de la historia falseada.

Nuestra ciudad Valladolid, a la que le inventaron el sobrenombre de “La Chispa de la Revolución” es eso, una mentira. El cronista escribió con dolo que en ese lugar comenzó la lucha contra el dictador Porfirio Díaz. En realidad dos grupos de campesinos pelearon entre sí a balazos defendiendo a dos ricos hacendados de la región, sus ricos patrones que tenían problemas de dinero. Casi al año después, dio inicio la verdadera Revolución Mexicana de 1910.

El otro caso de tergiversación de la historia lo registran los cronistas que se ocuparon de la tragedia del 2 de octubre en Tlatelolco, atribuyendo a las víctimas, los estudiantes, la provocación a los soldados que los reprimieron por orden de Díaz Ordaz.

Y con esto termino, mi estimada asistencia, deseándoles una feliz primavera que da inicio mañana.

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