Por Guillermo Fabela Quiñones
Apuntes…
El ambiente enrarecido que se observa en el cielo por la descomposición del clima, se reproduce también en el escenario nacional por la imparable lucha social entre quienes no se sacian de enriquecerse y las clases mayoritarias afectadas, las cuales no pierden la esperanza de lograr mejores condiciones de vida.
La violencia y la inseguridad han sido unas de las consecuencias más dramáticas de un régimen que en las últimas cuatro décadas aceleró la descomposición del sistema político. No es casual que ahora, cuando está en total decadencia, se reproduzcan hechos criminales de alto impacto, como el asesinato del líder del Sindicato de la Industria Química, Petroquímica, Similares y Conexos de la República Mexicana, Gilberto Muñoz Mosqueda, ocurrido el sábado en la ciudad de Salamanca.
Pareciera que hay un propósito deliberado de crear incertidumbre entre la población, para que pierda confianza en un mejor futuro. No es fortuito que así suceda, porque es un cartabón de los grupos antidemocráticos cuando ven en riesgo su preeminencia. De ahí el incremento de hechos sangrientos, aparentemente desvinculados entre sí, como la balacera en pleno centro de la ciudad de Cuernavaca que costó la vida de dos dirigentes de vendedores ambulantes a manos de un sicario que fue detenido.
La contabilidad de crímenes en los primeros meses de este año, según las estadísticas, supera a la del mismo periodo del año anterior. Esto no significa que la situación vaya de mal en peor y sea inmanejable, sino que los intereses en juego de grupos de poder están en su fase de ajustes de cuentas. No es casual que los involucrados sean priístas, en los sucesos arriba mencionados, y que ahora se busque aprovechar la coyuntura para hacer creer a la ciudadanía que dar oportunidad a un mandatario ajeno a la burocracia dorada, fue un error y una pésima decisión.
Como reza el dicho, “se matan dos pájaros de una pedrada”, aunque los resultados no siempre sean los que se buscan. Por ejemplo, es muy obvio que los móviles en los dos hechos criminales referidos, son de índole gremial, nada tiene que ver el que al frente del Ejecutivo esté Andrés Manuel López Obrador, sino las pugnas internas entre grupos que buscan mayor poder y privilegios. El ciudadano común así lo entiende, o empieza a entenderlo, merced a que no tan fácilmente se le engaña a través de los medios. La misma crisis del sistema también está abriendo los ojos a la gente.
Otro dicho coloquial dice que “a río revuelto ganancia de pescadores”, así lo estamos viendo en estos meses de inicio de un sexenio diferente y esperanzador. Buen ejemplo de ello es la protesta de la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales (Antad), la cual pidió “poner candados” a las denominadas tarjetas de bienestar entregadas a adultos mayores.
Afirman que se “corre el riesgo de que los beneficiarios usen el dinero que se les deposita para comprar en el tianguis, donde no se paga IVA”. No es que les preocupe la economía popular, ni que la tarjeta “la agarre el nieto y se vaya al table”, como dijo el presidente de la Antad, sino seguir beneficiándose de una clientela cautiva. Ven al pueblo como un menor de edad que no está capacitado para tomar decisiones responsables. Insaciable su codicia.
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