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Opinión

El atraso técnico

Alberto Híjar Serrano

Con el cuento del progreso, los estados capitalistas más poderosos proclaman la necesidad de intervenir en los países más débiles. Sin saberlo, llevan a la práctica económico-política el título de Kant de promover un “Estado cosmopolita”. La tesis de Kant es que no existen leyes de la historia porque cada hecho es absolutamente distinto: no hay dos revoluciones iguales. Pero el desarrollo histórico es tan grave que Kant recomienda actuar como si la historia tuviera leyes a sabiendas de que no es así. Esta orientación tiene que ser conducida por aquellos que posean la erudición de los historiadores con la profundidad de los filósofos. Sobre estas bases, la “paz universal” sería organizada por un consejo de las naciones más avanzadas. Tales son las ideas que orientan el derecho internacional burgués para fundar organizaciones como la de Naciones Unidas y la OEA, como un remedo de asamblea de Estados soberanos a sabiendas de que en el fondo están subordinados al Estado poderoso guiado por su proclama de “América para los americanos” donde América y americanos se entienden como nombres pertenecientes a los Estados Unidos de América, país que en rigor carece de nombre. Por ejemplo, los Estados Unidos Mexicanos se llaman México. A la par de esta ideología propia del despotismo imperialista, éste se guía por el darwinismo social, económico y político que afirma que el mundo es de los más fuertes y los más débiles tienen que aceptar su “destino manifiesto”. El 5 de mayo, fecha de celebración para los mexicanos en Estados Unidos, los empresarios y los medios de desinformación que patrocinan, organizaron una marcha calificada de “fifí”, por quienes siguen la nomenclatura implantada por el Presidente de la República. Un empresario al frente de una manta que proclamaba que sus grupos deben ser los que gobiernen a México, fue entrevistado y ante la pregunta de si sus trabajadores eran tontos e incapaces, respondió que sí, porque no usan su cerebro y no lo tienen desarrollado mientras que ellos, los empresarios, están todo el tiempo alertas a las fluctuaciones de los mercados de manera que son los que piensan y debieran decidir. Sobre esta base, los filósofos hegelianos desarrollaron en el siglo XIX, la tesis de los “pueblos sin historia”, que son los que no han podido consolidar un Estado-nación por lo que tienen que ser guiados por los grandes Estados nacionales. De aquí las tesis de “seguridad nacional” que Estados Unidos aplica para plagar de bases militares el mundo entero e intervenir para aplastar Estados insubordinados.

Sin saberlo, estas ideologías sustentan la descalificación de los grandes empresarios energéticos contra la decisión presidencial de adjudicar a PEMEX y a la Secretaría de Energía, la construcción de la refinería en Dos Bocas. En rigor, tal posición ha estado presente desde 1938 cuando el 18 de marzo el gobierno de Lázaro Cárdenas proclamó la expropiación petrolera. Circuló entonces una frase profética de las empresas extranjeras: “beberemos cada gota de tetraetilo que los mexicanos produzcan” en referencia al tetraetilo de plomo necesario entonces para la refinación de la gasolina. Sólo la Ethyl Corporation de la Standard Oil y de la General Motors producía la valiosa sustancia que en escala menor sintetizaba la Bayer en Colonia, Alemania, para un consumo limitado. Fue entonces que el gobierno del General Cárdenas autorizó el proyecto C1 (Confidencial 1) albergado en una discreta construcción en los terrenos que todavía ocupa el inhabilitado Instituto Mexicano del Petróleo. Al frente fue nombrado Teófilo García Sancho, discípulo en Alemania de dos Premios Nobel en la química: Theodore Kultins y Otto Diels. El Doctor García Sancho visitó en Estados Unidos y Canadá a colegas que lo introdujeron a la fabricación del tetraetilo de plomo, altamente inflamable y tóxico. Poco tiempo bastó para que explotara la instalación del C1, lo cual sirvió para corregir defectos y finalmente producir la valiosa sustancia. La Ethyl Corporation depuso su soberbia y optó por entrar en negociaciones para al fin vender a México lo que PEMEX le solicitara. Negocios son negocios y el monopolio decidió parar el mal ejemplo vendiendo a un precio por debajo del aprobado en el mercado internacional. De todas maneras, la planta mexicana siguió funcionando hasta que en 1953, por “orden superior”, la fábrica fue desmantelada y el Doctor García Sancho fue comisionado a tareas administrativas. En 1964 el nuevo complejo en Pajaritos, Veracruz, incluyó una planta de tetraetilo de plomo con participación de la DuPont a cuya gerencia se le informaba puntualmente sobre la vida económica, política, bancaria y sindical en la región. El Ingeniero Humberto de León Rolón se opuso, su oficina fue vandalizada y él fue cesado.

Todo esto es narrado en el libro de Antonio Rodríguez, El rescate del petróleo, epopeya de un pueblo, Ediciones El Caballito, 1975. Dedicado a Cárdenas, a los obreros y a los técnicos de la industria petrolera, narra en 183 páginas de excelente prosa desarrollada en el periodismo y en la crítica de arte, las incursiones de las famosas “Siete Hermanas”, las empresas petroleras más poderosas, en la construcción de la llamada “Faja de Oro” en el Norte de Veracruz. La Oil Fields of Mexico fue la primera empresa a principios de siglo, como principio de ocupación territorial con guardias blancos y compra forzada de haciendas y rancherías. El tercer capítulo del libro se llama “Madero, la primera gran víctima del petróleo”. La película “La Rosa Blanca” con López Tarso en el papel del hacendado resistente a vender su hacienda, duró embodegada más de 20 años por la posible identificación del general mexicano al servicio de las empresas petroleras, verdad que ofendió al Ejército Mexicano todavía intocable. El capítulo “La epopeya del obrero mexicano” narra cómo los pozos tapados por chatarra y desperdicios, y las maquinaria destruidas por las empresas expropiadas, fueron desechadas por los mecánicos con acciones heroicas y tallas en maderas preciosas como el ébano de las piezas necesarias ante la imposibilidad de contar con refacciones.

Toda esta historia del coloniaje y de lucha por la soberanía nacional es lo que ahora está en juego ante la ausencia de un sindicato capaz de acompañar el resurgimiento de PEMEX.

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