Ricardo Ravelo
A casi siete meses del arranque de la nueva administración federal varias crisis han sido sorteadas aunque no todas con la misma efectividad: el golpe al llamado cartel del “huachicol” fue uno de los más contundentes que puso freno –aunque no total– al robo de combustibles.
Esto abrió buena parte del tejido criminal confirmado por funcionarios de Pemex, gasolineros y el crimen organizado, una compleja red que todavía no está del todo exhibida y menos abatida. El golpe asestado al arranque del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador puso al descubierto un entramado delincuencial de altos vuelos que lo mismo implicaba a civiles que a militares. La mafia del “huachicol”, diseminada por todas partes, ahora parece reactivar la industria del secuestro, otro boyante negocio que cobra auge en la Ciudad de México y sus alrededores.
Aunque existen muchas fallas, lo que sin duda se debe a que en varias dependencias federales el nuevo Gobierno aún no toma las riendas de la institucionalidad –lo que se refleja, sobre todo, en el tema de la inseguridad pública– lo cierto es que López Obrador también se apresta a poner orden en las 49 aduanas del país con el nombramiento de Ricardo Ahued Bardahuil, ex Alcalde de la ciudad de Xalapa, Veracruz, quien tuvo que pedir licencia para dejar su cargo de Senador y emprender el saneamiento de las aduanas del país, asidero del crimen organizado.
La misión de Ahued Bardahuil no es nada sencilla ni cosa menor, por el contrario, se trata de abatir a una delincuencia más sofisticada que desde hace décadas controla las aduanas: ahí opera el narcotráfico, amplias redes de contrabandistas que lo mismo ingresan al país textiles traídos de China, armas adquiridas en Estados Unidos, cocaína movida desde Venezuela y Colombia, precursores químicos comprados en Alemania e Indonesia, como la efedrina, materia prima de las llamadas drogas sintéticas y de diseño, así como dinero en efectivo que todos los días se mueve por las aduanas fronterizas, sobre todo.
Al arranque de la administración una cauda de funcionarios corruptos arribaron a la Administración General de Aduanas, cuyo titular, Ricardo Peralta, terminó confrontado con la titular del SAT, Margarita Ríos Farjat, porque el grupo de Peralta estaba operando soterradamente la corrupción, lo que derivó en una lucha de poder que alcanzó niveles de escándalo.
En varias ocasiones, mediante oficios, Ríos Farjat se quejó de que no era informada debidamente sobre lo que acontecía en las aduanas. Y es que el grupo de Peralta estaba quitando a los administradores de las aduanas para colocar a sus cómplices y, de esa manera, seguir con la corrupción de siempre. Peralta fue removido del cargo y premiado con una Subsecretaría en Gobernación.
El SAT inició juicios en contra de los administradores de las aduanas de Matamoros, Reynosa, entre otras, donde el crimen organizado opera abiertamente. Esos funcionarios cruzaron cargamentos de droga hacia Estados Unidos, según establecen las denuncias.
De igual forma, se ha seguido la pista a las redes de contrabandistas que desde China operan el tráfico de textiles y todo tipo de contrabando que introducen al país mediante sobornos millonarios y que luego venden en mercados ilegales como Tepito o La Lagunilla, donde el crimen organizado opera impunemente.
A lo que Ricardo Ahued se está enfrentando es al crimen organizado internacional, nada menor, sin duda, pero el político y empresario veracruzano se ve que va con todo y sin que le tiemble el pulso: ahora recorre las aduanas en varios Estados de la República para contar con un diagnóstico amplio y detallado.
Seguramente Ahued Bardahuil se encontrará de frente con bandas dedicadas al narcotráfico, criminales que operan las extorsiones en las aduanas aeroportuarias, como ocurre en Tijuana, una de las más críticas por la cercanía con Estados Unidos. Según nos comentan empresarios de Baja California, por esa aduana cruzan armas, dinero, droga y todo ello es posible, sostienen, ya que no existe capacidad para controlar todo el flujo vehicular que cruza hacia Estados Unidos. Sólo un diez por ciento de los cruces fronterizos pueden ser revisados, lo demás pasa sin contratiempos.
Se afirma que la encomienda central de López Obrador hacia Ricardo Ahued es abatir la corrupción en las 49 aduanas del país. Ricardo Ahued es uno de los políticos más serios y con una trayectoria limpia: militó en el PRI, fue Diputado local en el Estado de Veracruz, Alcalde de la ciudad de Xalapa y como empresario está dedicado al negocio del plástico, por ello, conoce bien el tema aduanero.
En Tamaulipas, Veracruz, Nuevo León y Coahuila las aduanas las controla el cartel de Los Zetas. Este cartel, boyante en el Golfo de México, quitaba y ponía a los administradores aduaneros. A otros los obligaba a trabajar para la causa criminal mediante amenazas de muerte y cañonazos de dólares. Así ablandaban al funcionario más resistente.
Y el que no entraba al negocio lo desaparecían o lo ejecutaban, al más puro estilo mafioso, como fue el caso del administrador de la aduana de Veracruz, Francisco Serrano Aramoni, quien fue “levantado” en 2009 por un comando armado que, según las investigaciones, formaba parte del cartel de Los Zetas.
Tres presuntos Zetas, al ser sometidos e interrogados por hombres de un cartel rival, al parecer el de Sinaloa, revelaron que el administrador de la aduana fue asesinado al día siguiente de que se perpetró su secuestro.
La historia de Serrano Aramoni es trágica: El funcionario fue interceptado la noche del 1 de junio de 2009 cuando transitaba en su vehículo por una calle del puerto de Veracruz. En su secuestro participaron agentes de la Delegación de Tránsito Municipal, según reveló un miembro de Los Zetas a través de un video en donde aparece sometido a un interrogatorio.
Según el video –difundido a través de YouTube– los sicarios identificados como Sergio Francisco Cano, José Manuel Guevara García y Adolfo Sánchez responsabilizaron del plagio de Serrano Aramoni a un jefe de tránsito municipal con clave Osiris (se trata de Osiris Cruz Cabrera), así como al personal que estaba a su cargo.
Serrano Aramoni –según los testimonios de Los Zetas– fue asesinado al día siguiente del secuestro en un rancho cercano al puerto de Veracruz. Las causas del plagio y muerte nunca fueron reveladas y hasta hoy son un verdadero misterio. En aquella época Veracruz era el paraíso de Los Zetas: operaban con impunidad en todo el Estado y todas las policías y delegaciones de tránsito estaban coludidas con esa organización criminal.
Lo extraño de todo este embrollo criminal es que en junio del 2018 un juez federal absolvió y ordenó la liberación del ex director de la Policía Municipal de Veracruz (José Osiris Cruz Cabrera), después de nueve años de estar en prisión, aparentemente por falta de pruebas, según la causa penal 498/2009.
El policía estuvo recluido en el penal El Rincón de Tepic, Nayarit, acusado de los delitos de delincuencia organizada y privación ilegal de la libertad, esto por el secuestro del entonces administrador de la aduana de Veracruz. Compurgaba una sentencia de 30 años que un amparo, interpuesto por su defensa, frenó y puso al ex agente municipal en la calle. Actualmente se desconoce su paradero.
Casos como el de Serrano Aramoni se repitieron en Tamaulipas y en el corredor Nuevo León-Coahuila, territorio de Los Zetas que, de acuerdo con investigaciones federales, siguen teniendo control en las aduanas.
Este es parte del diagnóstico criminal que envuelve a las aduanas, es verdaderamente un sector permeado por la mafia nacional e internacional. De ese tamaño es el reto de Ricardo Ahued, quien tiene la encomienda de abatir al crimen organizado que puede estar hasta en su propia oficina o entre sus principales colaboradores.
Morelos, el imperio de
Graco Ramírez
Todo indica que el ex Gobernador de Morelos, Graco Ramírez, sigue mandando en ese Estado. A él le atribuyen la crisis de seguridad que priva en la entidad, donde los muertos y las balaceras se incrementan debido a la guerra que libran cinco carteles de la droga. El Gobernador Cuauhtémoc Blanco recientemente lanzó públicamente una pregunta inquietante: ¿Quién protege a Graco Ramírez?
Esto debido a que las investigaciones en contra del ex Gobernador parecen estar detenidas en la FGR, sólo en Morelos han avanzado varias denuncias por actos de corrupción y enriquecimiento ilícito, pero hasta ahí. En Morelos pasa lo mismo que en Veracruz: Graco Ramírez –igual que Miguel Ángel Yunes– tiene el control de la Fiscalía del Estado a través de Uriel Carmona Gándara, notario de cabecera de Graco Ramírez; de igual forma controla el Congreso –ahora quiere acaparar la Comisión Estatal de los Derechos Humanos– y se asegura que tiene, además, una pieza clavada en la administración de Cuauhtémoc Blanco en la persona de Pablo Ojeda Cárdenas, el Secretario General de Gobierno, de quien se afirma que le juega las contras al Gobernador. Por lo menos, el funcionario está bajo sospecha porque le ven pinta de traidor. Ojeda Cárdenas tiene una larga historia en Veracruz que está plagada de claroscuros desde los tiempos de Javier Duarte de Ochoa.
Veracruz: El primo incómodo
En días pasados se generó una polémica debido a que el Gobernador Cuitláhuac García Jiménez incurrió en un conflicto de interés y nepotismo al nombrar a su primo, Eleazar Guerrero Pérez, como Subsecretario de Finanzas en el Estado. El tema pasó de lo solemne a lo ridículo cuando el mandatario, cuestionado al respecto, dijo que ese tema lo tendrían que preguntar a su abuelita. Tácitamente el Gobernador no negaba su parentesco con Guerrero Pérez, aunque no lo reconoció abiertamente. Peor todavía resultó que la contralora del Estado, Leslie Garibo Puga, determinó que entre ambos personajes no hay ninguna línea de parentesco. El argumento: que no comparten los mismos apellidos. Con base en este razonamiento sacado de la manga, declararon que el Gobernador García Jiménez no ha incurrido en nepotismo cuando todo el mundo sabe que sí son primos. La vox populi así lo sostiene y lo verifica. Incluso, personas del círculo cercano del Gobernador sólo guardan silencio, fruncen el ceño ante lo absurdo de este desventurado desgarriate.
(SINEMBARGO.MX)