Ramón Huertas Soris
Hoy la crisis del coronavirus nos da una oportunidad de coexistir más tiempo en familia. Quizás no estemos muy preparados para esa novedad, por necesidad bruscamente implementada en colectivo. Existe una propuesta a considerar para las familias reunidas, se trata del Ajedrez en Casa. Veamos algunas de sus manifestaciones, a manera de ejemplos de lo muy educativo y agradable que es dicho ajedrez.
1- ¿Qué hay más en el tablero, casillas claras u oscuras? Efectivamente la respuesta es fácil, pero no olvidemos que los resultados de una vivencia humana dependen de cómo la almacenamos en forma de experiencia. No necesitamos contar las casillas para la respuesta dada, luego no hubo que informarse con cantidades, simplemente sentimos que es así. Moraleja: no debemos olvidar que la sensibilidad es una alternativa de la razón, la cual podría ahorrarle el trabajo de tener que razonar.
2- Si los caballos se mueven saltando de una casilla de un color a otra de color diferente. Entonces ¿Cuántos caballos, máximo, puedo colocar en el tablero, sin que ninguno pueda saltar a donde está otro? Bueno acá hay que visionar con sensibilidad, con suavidad, el tablero de ajedrez; razonando que hay (8x8) 64 casillas, y que por aplicación sensible son 32 de cada color. Nuevamente si combinamos sensibilidad y razón decimos: todos los caballos que estén en casillas de un mismo color, no podrían saltar a donde esté otro caballo; entonces, puedo poner un máximo de 32 caballos que cumplan la condición del problema planteado. Moraleja: sensibilidad y razón deben hacer equipo en la inteligencia humana.
3- El tablero es una estructura alternada de 64 casillas, 32 claras y 32 oscuras; es una combinación que junta 9 columnas de 8 casillas cada una; es la combinación de 8 filas, también de a 8 casillas; es el producto de juntar con precisión cuatro cuadrantes de 4x4. También podemos ver el tablero como dos redes de casillas de color diferente interpenetradas. Moraleja: la tendencia a ver una misma cosa de muchas formas diferentes, es un rasgo del pensamiento que le da calidad y manifiesta mayor inteligencia.
4- Si las columnas se nombran con letras minúsculas, de la a hasta la h, y las filas con números, del 1 al 8, y si visionamos que cada casilla está simultáneamente en una fila y una columna; entonces, al nombrar una casilla por su columna y su fila; por ejemplo: e4, queda ubicada su posición. ¿Está usted ya preparado para saber el nombre de todas las casillas y también para ubicar la posición de una casilla en el tablero a partir de su nombre? Entendemos que sí lo puede hacer. Moraleja: lo que aprendemos en un caso particular, es más valioso si nos da un método general para actuar en casos semejantes numerosos.
5- El cuadrado de 3x3 que forman las casillas a1, a2, a3, b1, b2, b3, c1, c2, c3, es una representación espacial del 9; que permite apreciarlo conformado por 3 tríos de 3; por ejemplo: ¿cuánto resulta de multiplicar 15 x 42? Visiono el 15 como un 10 más 5; entonces opero mentalmente que 10 veces 42 es 420 y que debo sumarle 5 veces 42, o sea la mitad de 420 que es 210. Sólo queda sumar 420 + 210, que es 630. Moraleja: en las operaciones aritméticas es un buen consejo desarrollar la sensibilidad para apreciar estructuras posibles de los números.
¿Y para qué edades es el Ajedrez en casa? Para todas. Si ante los ojos de un niño motivado (de año y medio mínimo) coloco tapas de botellas en las casillas de una diagonal o columna del tablero de ajedrez, estaré favoreciendo y ampliando el tiempo de atención y retención espacial. Si en un tablero de piso de 3x3 metros, motivo a un niño a caminar por una diagonal, cuidando que su pie siempre vaya al centro, sin tocar los bordes de cada casilla, estaré favoreciendo el desarrollo de la facultad óculo-corporal. Si un adulto mayor octogenario, se convoca a representarse el tablero para responder acerca de qué color es una casilla nombrada por su fila y columna; estaré previniendo el deterioro cognitivo que suele asociarse con la edad, sin que ello sea estrictamente cierto. Usemos el ajedrez en casa para convivir educativamente, recordando un pensamiento famoso del juego ciencia: “El ajedrez, como la música o el amor, tiene el poder de hacer feliz a la gente”, Gran Maestro Siegbert Tarrasch.