Ulrich Richter*
La llegada de Emilio Lozoya Austin a tierra azteca, por haberse allanado al procedimiento de extradición, luego de su captura en la Costa del Sol (Málaga-Marbella, España), será un duro golpe para la administración del expresidente Enrique Peña Nieto. Diversas versiones se han divulgado de cómo pactó con la Fiscalía General de la República, a cargo del doctor Alejandro Gertz Manero, y de que el Joven Maravilla (así apodado en el gobierno peñista) realizará diversos señalamientos sobre los principales colaboradores y algunos empresarios favorecidos durante el sexenio pasado.
Dicho arreglo podría plasmarse, ya sea a través de la figura del criterio de oportunidad establecido en el Código Nacional de Procedimientos Penales (artículo 256 fracción V) que señala: “…el Ministerio Público podrá abstenerse de ejercer la acción penal con base en la aplicación de criterios de oportunidad, siempre que, en su caso, se hayan reparado o garantizado los daños causados a la víctima u ofendido...V. Cuando el imputado aporte información esencial y eficaz para la persecución de un delito más grave del que se le imputa, y se comprometa a comparecer en juicio…”. Otra posibilidad por la que podría optar Emilio Lozoya para colaborar sería a través de un procedimiento abreviado, con repercusión en la reducción de su condena.
El tema interesante será en qué forma el Joven Maravilla reparará el daño causado a Pemex o de la materia de los procedimientos penales en los que esté involucrado. Este acuerdo con la Fiscalía, sea cual fuere la forma procesal de actualizarse, podrá ser un dardo que pueda herir a personajes miembros del gabinete peñista, gobernadores y exgobernadores, y al propio desaparecido de la escena pública Luis Videgaray Caso (considerado el cerebro atrás de la silla presidencial de Peña Nieto o el Córdoba Montoya del sexenio pasado).
De igual manera la reciente detención en Miami, Florida, del exgobernador de Chihuahua, César Duarte, ocurrió curiosamente el mismo día de la visita de AMLO a Trump en los Estados Unidos, y como diría el actual gobernador de Chihuahua, Javier Corral, no fue un regalo de los americanos, sino resultado de la ardua y constante lucha para que no quedaran impunes los actos perpetrados por Duarte en agravio de los chihuahuenses.
Sin duda alguna, al igual que Lozoya, el exgobernador Duarte tiene mucha información que aportar o contrario a la estrategia del Joven Maravilla, guardar silencio y litigar su extradición. El tercero en la lista es Tomás Zerón, el súperpolicía de Peña Nieto desde la gubernatura del Estado de México, y que está localizado ya en Canadá, país con el que el gobierno mexicano ya inició las gestiones para su detención.
Esta tríada tendrá nerviosos a más de un personaje del círculo del peñismo, ya que estarán a la expectativa de las declaraciones o señalamientos de los extraditables. Además, este escenario tendrá un impacto en la política mexicana, ya que el fiscal general ha sido muy cuidadoso y cauteloso del caso de Emilio Lozoya, e incluso llegó a contratar en España, durante la extradición, al prestigiado despacho español Garriguez. Sabe el Fiscal que el testimonio de Emilio Lozoya puede darle en sus manos los indicios para poder llegar hasta el mismo Enrique Peña Nieto y ser, después del expresidente Luis Echeverría, el próximo exmandatario sujeto a un procedimiento de índole penal.
Un tema importante o relevante es el blindaje al Joven Maravilla, ya que posiblemente imputará al propio Videgaray o al mismo Peña Nieto, posibles hechos de corrupción. Por ello, la integridad física y la seguridad personal de Lozoya será un tema de relevancia para la estrategia de la Fiscalía.
Por lo que vemos, el exdirector de Pemex en México permanecerá en algún lugar por demás seguro, pero eso sí, sin tapabocas...
@UlrichRichterM
*Abogado y activista, maestro
en Ciencias Penales