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Opinión

Humillante fracaso

Por Alfredo García

Cinco meses después del cuestionable “triunfo” que puede exhibir el presidente, Donald Trump, durante su mandato: el Acuerdo de Paz con los talibanes, amenaza en convertirse en un humillante fracaso.

Con el frágil acuerdo firmado el pasado 29 de febrero, en Doha, Catar, Washington se comprometió a retirar 13 mil tropas desplegadas en Afganistán en un periodo de 14 meses, como primer paso para iniciar el fin de 19 años de guerra. Unos 8.000 soldados participan en el entrenamiento y asesoramiento de las fuerzas de seguridad locales, mientras otros 5.000 apoyan operaciones “antiterroristas” del Ejército afgano.  A cambio, los talibanes no combatirán a las fuerzas norteamericanas, no permitirán que el territorio que controlan sirva de base a grupos “terroristas” e iniciaran un “diálogo” con el gobierno afgano. Además el acuerdo contempla liberar mil prisioneros afganos y el Gobierno a 5.000 de sus milicianos. Sin embargo, la violencia persiste.  Las negociaciones inter afgana han avanzado lentamente, en medio de esporádicos ataques de los talibanes contra las fuerzas de seguridad en todo el país.

Mientras el pacto de EEUU con los talibanes se va transformando en un “mal acuerdo”, la negociación inter afgana  abre la posibilidad de que las facciones más extremistas de los talibanes (grupos del Estado Islámico y sunitas) vinculados a Pakistán y Arabia Saudita, ocupen un lugar en un nuevo gobierno afgano, lo que crearía una dificultad adicional con Irán con quien Afganistán comparte 936 km de frontera.

Un artículo de la revista, Foreign Affairs, del pasado 8 de julio, informa que la “desconfianza persistente hacia los talibanes”, ocupa el pensamiento de Irán sobre las negociaciones intra afganas. “Los principales intereses políticos y económicos de Irán en Afganistán, incluyen el mantenimiento del acceso al mercado afgano de bienes iraníes y la protección contra la inestabilidad a lo largo de su frontera”, informa la prestigiosa revista.

“Los dos países comparten una frontera porosa y las consecuencias de la agitación en Afganistán a menudo, se extienden al territorio iraní”, añade la revista. Irán es el hogar de cientos de miles de refugiados afganos. Los funcionarios iraníes temen que el caos en Afganistán, pueda empujar una nueva ola de refugiados a través de la frontera. “Por lo tanto, Irán favorece en gran medida el statu quo, que al menos proporciona un mínimo de estabilidad”, señala la revista norteamericana.

Sin embargo, tanto para EEUU como para el gobierno afgano, la estabilidad política e institucional del país, es también vital. Si se llegara a producir la retirada de las tropas norteamericanas y el gobierno afgano fuera incapaz de controlar las facciones talibanes  aliadas de la monarquía saudita, Irán podría verse tentado a expandir su influencia en Afganistán, apoyando aliados locales como ha hecho en Siria, Irak, Líbano, Palestina y Yemen.

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