Por Ricardo Ravelo
Las diferencias políticas entre el Gobernador de Baja California, Jaime Bonilla, y el Presidente Municipal de Tijuana, Arturo González Cruz, ha tomado un tono ríspido. La confrontación es inocultable y ésta se torna cada vez más peligrosa conforme se acercan los tiempos electorales, pues González Cruz aspira a la gubernatura de ese Estado a pesar de la evidente inconformidad del mandatario estatal.
El martes 22 se presentó un incidente que puso en evidencia, una vez más, la rencilla política y el encono de Bonilla hacia González Cruz. El Gobernador ordenó cancelar los servicios de salud en Tijuana, no obstante que la pandemia por el desordenado avance de la COVID-19 atraviesa por uno de los momentos más críticos.
Esto causó que unos 8 mil 200 empleados de confianza –junto con sus familiares– se quedaran sin servicios médicos. La decisión se tomó luego de una revisión a las instalaciones y, sin considerar las emergencias ni citas programadas, procedieron a suspender las áreas de medicina asistencial y las consultas de atención a los empleados municipales.
En este caso nunca medió el diálogo, tampoco pesó la prudencia del Gobernador, quien violó abiertamente el derecho humano a la salud de miles de tijuanenses. El argumento de las autoridades estatales es endeble: dijeron que la suspensión de las áreas de medicina se realizó porque se carece de los permisos de operación. ¡Qué absurdo!
Es decir, un permiso de operación, de acuerdo con el estrecho criterio del mandatario, es más importante que el derecho a la salud y a la vida, más aún, en medio de la más aguda crisis global por la incontenible pandemia causada por el coronavirus.
Y es que miles de empleados municipales en Tijuana carecen de recursos financieros para atenderse médicamente en hospitales privados, de ahí que para ellos es indispensable ser atendidos médicamente a través de los servicios de salud que ofrece el Ayuntamiento que preside Arturo González Cruz, quien enfrenta serias diferencias políticas con el Gobernador Jaime Bonilla debido a que éste pretende boicotear las aspiraciones del munícipe a la gubernatura de Baja California a pesar de ser el mejor precandidato posicionado en esa entidad.
La guerra entre Bonilla y González se agudizó después de que la Suprema Corte de Justicia emitió su fallo al declarar inconstitucional la llamada Ley Bonilla, la cual proponía que el periodo de mandato del actual Gobernador no fuera de dos años, sino de cinco. Bonilla contendió para gobernar dos años, pero después se aferró a la decisión que tomó el Congreso local para cambiar la Constitución del Estado. En este caso hubo corrupción: la mayoría de los legisladores recibieron millones de pesos por votar esa ley, impulsada por Ricardo Peralta, exsubsecretario de Gobernación recientemente destituido y aliado político de Jaime Bonilla, a quien se acusó de haber gestionado los recursos del presunto soborno a legisladores.
Apenas en el mes de agosto pasado Jaime Bonilla arremetió públicamente en contra de Arturo González. Además de exhibir y burlarse del Alcalde le cuestionó que no trabaja por Tijuana porque se la pasa promoviéndose para ser Gobernador de Baja California.
Lo grave ocurrió cuando el entonces Subsecretario de Gobernación, Ricardo Peralta –cuestionado por la corrupción que prohijó durante su efímero paso por la Administración General de Aduanas– lo mandó llamar a su oficina para recriminarle sobre un presunto decomiso hecho en Tijuana que, supuestamente, fue vendido para obtener recursos y así financiar su campaña para la gubernatura. Nunca se explicó a qué decomiso se refería.
González Cruz denunció el acoso de Peralta, una evidente amenaza, según dijo el Alcalde tijuanense, que puso en evidencia la complicidad con el Gobernador Jaime Bonilla para pretender descarrilar sus aspiraciones.
El encono entre González Cruz y Jaime Bonilla ya es inocultable, a pesar de que ambos hicieron campaña juntos: el primero por la Alcaldía de Tijuana –la más importante de Baja California– y el segundo por la gubernatura. Pero los ánimos se caldearon y ahora parecen enemigos no obstante que militan en el mismo partido político, en Morena.
González Cruz ha dicho que no renunciará a su derecho de aspirar a la gubernatura, a pesar de que Jaime Bonilla le ha declarado la guerra con el objeto de frenar sus aspiraciones. El Alcalde de Tijuana ha dicho que no bajará la guardia y que seguirá trabajando por Tijuana y por su proyecto político de ser el próximo Gobernador de Baja California pese a quien le pese.
El golpeteo de Bonilla hacia González es permanente. Y todo porque el año entrante Jaime Bonilla tendrá que hacer maletas y dejar el Gobierno. El próximo Gobernador, muy probablemente González Cruz, permanecerá en el cargo seis años. De acuerdo con un sondeo recientemente realizado es Arturo González Cruz el mejor posicionado en el Estado, de tal suerte que Morena decidirá quién será su candidato a la gubernatura con base en una encuesta y no en la opinión del mandatario, quien se ha dedicado a pelear y no a gobernar su estado, un territorio plagado de criminalidad y violencia.
A un mes de haber arremetido públicamente en contra del munícipe tijuanense, el Gobernador Jaime Bonilla volvió a causar otro conflicto político, ahora al ordenar la suspensión de los servicios de salud que ofrece el Ayuntamiento que encabeza González Cruz, lo que causó agravios entre los más de 8 mil empleados municipales y sus respectivas familias, quienes se vieron afectados por esta errónea decisión del Gobernador, a quien le importa más causar conflictos que la salud de la gente.
El Ayuntamiento de Tijuana marcó su posición ante este serio problema: hizo un llamado a la cordura, sobre todo en estos momentos en que la pandemia sigue incontrolada. Expuso que es importante hacer consciencia que con la suspensión de los servicios de salud se limita a atender urgencias médicas poniendo en riesgo la vida de los tijuanenses.
Expuso, además, que a partir de la emergencia sanitaria por la COVID-19 se redoblaron esfuerzos para privilegiar la salud, tanto de los colaboradores del Ayuntamiento como de los ciudadanos en situación vulnerable. Es por eso, dicen, que la incidencia de contagios en el Gobierno Municipal ha sido muy menor a lo esperado.
Así las cosas, en Baja California. ¿Qué sigue? Seguramente se agudizará la guerra que ya declaró el Gobernador Jaime Bonilla a Arturo González Cruz, a quien pretenden descarrilar para que no sea el abanderado de Morena a la gubernatura.
Conforme se acercan los tiempos electorales –que prácticamente ya están adelantados– es posible que la disputa política cobre mayor fuerza en Baja California. A ver qué otra maldad se le ocurre al mandatario Bonilla, quien parece no tener nada qué hacer porque en los últimos meses se la ha pasado ideando cómo meterle el pie a Arturo González Cruz, quien puede relevarlo el próximo año en la gubernatura.
(Sin Embargo.mx)