Las encuestas en Estados Unidos muestran que más de 54 por ciento de la población apoya al presidente Joe Biden después de más de tres semanas en la Casa Blanca, mientras 37 por ciento no simpatiza con su gestión, según el sitio web FiveThirtyEight.com. Eso es un mejor resultado, por mucho, del que tenía Donald Trump en cualquier momento de su presidencia, pero también nos recuerda que Estados Unidos sigue siendo un país dividido. No es un país dividido a la mitad, ya que hay mucho más apoyo a Biden que oposición en estos momentos, pero tampoco hay consenso y hay un segmento de la población que extraña a Trump y desea su regreso.
Una encuesta del centro de investigación conservador American Enterprise Institute (AEI), que acaba de salir, nos da algunas pistas para entender estas divisiones y lo complicado del legado de Trump en la historia actual del país. Según la encuesta, hay profundas divisiones entre votantes republicanos, por un lado, y votantes demócratas e independientes por otro lado, sobre la confiabilidad de las elecciones. Casi dos tercios de los republicanos creen que hubo fraude en las elecciones presidenciales, un tema que abanderó Trump, aun sin evidencias, mientras que sólo 2 por ciento de los demócratas y 22 por ciento de independientes. (El país está dividido más o menos en tercios entre independientes, 34%, demócratas, 33% y republicanos, 29%, según cifras del Centro Pew).
Trump sigue siendo políticamente importante en el partido republicano, con el apoyo de 79 por ciento de sus correligionarios, mientras 20 por ciento lo ven mal en el partido. En contraste, casi todos los demócratas, 95 por ciento, y una clara mayoría de independientes, 63 por ciento, lo ven negativamente. Esto indica por un lado una pérdida de apoyo entre republicanos, aunque sigue muy alto, y una intensificación del rechazo entre demócratas e independientes.
Sin embargo, la encuesta de AEI encuentra que la mayoría de republicanos tiene más lealtad a su partido que a Trump, 63 a 37 por ciento, lo cual es un cambio de situación desde hace unos meses, cuando había más lealtad al ahora expresidente. Parece que el ataque al capitolio y meses de declaraciones falsas sobre fraude en las elecciones no le ayudaron a Trump con la mayoría de republicanos. Aunque sigue teniendo popularidad, gran parte de los votantes republicanos ya no lo ven como un sinónimo de su partido, sino como una figura más dentro de él.
Todo esto cobra relevancia porque Estados Unidos está en medio de una decisión sobre un juicio político al expresidente, un tema que divide profundamente al país y a los dos partidos. Es probable que la mayoría de republicanos terminan respaldando a Trump, dado su popularidad con la base, aunque unos cuantos senadores republicanos decidan apoyar el juicio. Y su popularidad, duradera pero disminuida, quizás tenga aún más relevancia en temas como migración, en que hay interés bipartidista en avanzar propuestas legislativas entre líderes de ambos partidos, pero la sombra de Trump y sus posturas contra la migración siguen teniendo peso en la base del partido republicano.
Trump ya no es la figura que era hace seis meses, pero sigue siendo un factor en su partido y en un sector del electorado. Si crece o disminuye su estatura al futuro depende en parte de como él actúa y si logra encontrar mecanismos para mantener cerca a sus seguidores. Pero también depende del éxito de Biden y, quizás, sobre todo, de las decisiones de otros líderes republicanos de seguir cerca de él o empezar a distanciarse.
Por: Andrew Selee
SY