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Opinión

Nuevos paradigmas

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En nuestras participaciones anteriores hemos señalado cómo las respuestas que actualmente se tienen en el orden político y económico para resolver las grandes crisis que hoy enfrentamos en todo el planeta, son insuficientes. Desde hace décadas, hemos ensayado modelos que parten del individualismo y una visión estrecha para comprender los riesgos que hoy atravesamos.

Un riesgo de la mayor delicadeza es el ambiental. Si bien se han realizado esfuerzos por salvar el planeta del enorme deterioro al que lo ha expuesto el modelo de crecimiento económico, no se han conseguido respuestas de carácter integral.

Como hemos venido insistiendo en este espacio necesitamos modelos de orden económico que sean capaces de superar desafíos de la magnitud de los que estamos enfrentando actualmente.

Hoy traemos una propuesta interesante, que está comenzando a aplicarse en algunos lugares como la ciudad de Amsterdam de manera experimental para poner en marcha su nueva economía post-coronavirus. Se trata del modelo conocido como “Donut” o “Dona” en castellano promovido por la economista británica Kate Raworth y que consiste básicamente en prosperar en forma justa y en armonía con el planeta (Economía Rosquilla. 7 maneras de pensar la economía del siglo XXI. Paidós).

Se apoya en un concepto no previsto en la mayoría de los modelos económicos: existen límites.

De manera previa a la economista Raworth, el sueco Johan Rockström definió los límites planetarios de 9 procesos fundamentales para la estabilidad del sistema tierra: cambio climático, contaminación o la pérdida de especies. Estos límites, son los denominados externos.

A estos límites se añaden unos límites denominados internos que son los que derivan del bienestar básico: comida, agua, sanidad, educación, energía, pero también igualdad o representatividad política.

Entre los dos límites, representados como dos círculos concéntricos se crea una franja de confort en que las sociedades humanas pueden prosperar en equilibrios con la naturaleza.

El modelo implica varias ideas relevantes:

1) Que nuestras actividades tienen costos y límites

2) Cambia el modelo de prosperidad: el objetivo deja de ser el crecimiento económico infinito (que en un planeta finito está más cerca de la definición de suicidio que de la de prosperidad).

3) El objetivo es el bienestar que se define como el hecho de que toda la población del planeta se encuentre en la zona de confort en la que sus necesidades están cubiertas.

La conclusión se basa en una necesidad de maduración social en la que se debe ser consciente de que no todos los deseos son posibles, ya que ello nos puede llevar a la autodestrucción.

La ciudad de Amsterdam elaboró para este año un presupuesto basado en la huella ecológica anual que pueden permitirse en función de su población, lo que aprovechando el cambio de paradigma que ha provocado la pandemia está llevando a tomar algunas medidas drásticas como la transformación o desaparición de industrias altamente contaminantes y un muy fuerte impulso de las limpias. Se trata de un ejercicio de llevar el modelo donut a políticas públicas concretas.

Como puede verse el modelo donut es una alternativa interesante. Seguiremos exponiendo otras en nuestras siguientes participaciones.

Por: José Antonio Lozano Díez

SY

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