El seis de junio se llevarán a cabo elecciones en Guerrero. Desde hace dos meses se han desatado protestas en contra de Félix Salgado Macedonio, tanto de grupos feministas independientes, como de mujeres guerrerenses y otras entidades, de periodistas y de mujeres dedicadas a diversos rubros culturales. Incontables artículos periodísticos y programas de radio han dedicado páginas y tiempo encaminados a analizar las denuncias de violación y abuso sexual por parte de SM. Quienes lo indician no cejan en repetir la acusación; por su parte, el candidato morenista y de Andrés Manuel López Obrador dice ser víctima de un linchamiento político. Como suele suceder en estas situaciones, el abismo entre ambas ideas es profundo.
Desconozco si hay estudios que demuestren si son mayoría las protestas en contra o predominan las manifestaciones a favor; a ojo de “buen cubero”, con la mira puesta en periódicos, número de demandas, expresiones de diversos grupos, entrevistas a personas variopintas —no reaccionarias, no conservadoras a ultranza, no burguesas— la mayoría de las voces acusan al diputado guerrerense de violencia sexual.
Las estadísticas, medio socorrido en la actualidad para evaluar incontables acciones, muchas políticas, con frecuencia reproducen diversos síntomas, otras veces fallan. Lo que siempre es veraz es la realidad: la opinión femenina y ciudadana es contraria a “El Toro”, mote aplicado al exdiputado. De nuevo, no cuento con números; sería prudente que el grupo de SM ofreciese a la opinión pública un recuento en los medios de comunicación de artículos y opiniones a favor y en contra de su postulación.
No toda la prensa es sesgada, no todos los periodistas son neoconservadores ni anti AMLO, no todos los que piensan diferente a las acciones gubernamentales son pagados por fuerzas oscuras, no todos los científicos ni creadores asfixiados por la 4T son anti-Morena. Sin embargo, donde todos somos todos es en el rechazo al número de feminicidios, de mujeres desaparecidas, de niñas violadas o raptadas; las cifras de mujeres vejadas, de acuerdo a investigaciones periodísticas y comunitarias crecen sin cesar.
La pregunta e inquietud fundamental, en mi artículo, no es la razón por la cual AMLO se decantó por Salgado, aunque sea fácil esbozarla: es el candidato con mayores posibilidades de ganar las elecciones. Las preguntas son otras. Comparto tres: ¿qué opinan las mujeres que ostentan puestos gubernamentales de los sucesos actuales?; ¿qué actitudes deberían tomar las bases feministas morenistas?, y, en caso de que triunfase SM, ¿compartirán con él mesas, discusiones y paneles las mujeres en cuyas manos está el destino del país amén del reto provocado por el aumento de feminicidios y violaciones en el país?
El desasosiego es inmenso. Apelar a la dignidad es ingente. Apelar a ella en México donde es peligroso —sin comillas— ser mujer es necesario. Hacerlo como esposa o madre es obligatorio. El ocho de marzo se conmemoró el Día Internacional de la Mujer, fecha impuesta y de ninguna manera parteaguas “de nada”. Aunque enjuto sea su significado, en esta ocasión, algunas acusaciones contra el ex alcalde de Acapulco se llevaron a cabo alrededor del Día Internacional de la Mujer. En el México de Salgado Macedonio y del apoyo incondicional de AMLO ese día no sólo no sirve, resulta una burla. Burla que adquiere dimensiones desproporcionadas cuando se sabe que la violencia contra las mujeres ha aumentado.
Hace pocos días las mujeres del gabinete se reunieron para apoyar a AMLO; cerraron filas, se dice. Por ahora se ignora qué sucederá con las mujeres morenistas, sobre todo si triunfa Salgado; quizás rompan filas.
Por: Arnoldo Kraus