Ya desde 2019, mientras Trump negociaba con los talibanes el acuerdo de retiro de tropas, expresábamos enormes preocupaciones. Hoy, cuando Biden decide seguir adelante con el repliegue, algunas de esas preocupaciones se han materializado, otras siguen siendo eso, preocupaciones. Comparto algunos de los temas centrales que han estado emergiendo al respecto.
1. La responsabilidad de Biden. Quien inicia realmente el repliegue de Afganistán es Obama. Trump se ve forzado a reenviar, al inicio de su gestión, otras 5 mil tropas, pero una vez negociado el acuerdo con los talibanes, continúa con el repliegue hasta dejar solo unos 3,500 militares desplegados al inicio de 2021. Biden debía decidir si incumplía el acuerdo firmado por Trump, o si seguía adelante con el retiro. Al optar por esto último, es él quien tiene que apropiarse de la decisión y asumir todas las consecuencias.
2. Las fallas de la inteligencia en EU. Hace unos meses, se preveía que el gobierno afgano podría sostener el control del país entre uno y dos años. Conforme el repliegue continuó los estimados se fueron reduciendo. Pero en ninguno de los casos se pensó que, en 11 días los talibanes iban a pasar del 40% del territorio que controlaban, a dominar casi el país entero con todo y su capital. Esto es algo con lo que Biden también deberá cargar.
3. La geopolítica. Independientemente de si se está a favor o en contra de la invasión lanzada por Bush en 2001, la realidad es que, tras una intervención militar de 20 años, EU se ve obligado a emprender la retirada y deja de ocupar un espacio que ocupó durante años. Este es el mensaje que se envía y que es leído por otros rivales de esa superpotencia. Posiblemente esto estaba ya contemplado en los escenarios de retiro. Lo que cambia en los últimos días es la forma como ese retiro ocurre. Esto también forma parte del mensaje.
4. Terrorismo. Es un hecho que los talibanes mantienen nexos con organizaciones terroristas locales y transnacionales; más aún, varias facciones talibanas son autoras de infinidad de ataques terroristas. Con todo, no es claro que la dirigencia talibana en esta nueva fase, vaya a aceptar de manera automática el uso de su territorio para el terrorismo internacional; sin embargo, dados los nexos existentes, y dado que el campo jihadista está siendo empoderado con su victoria, es imposible descartar que el aumento en su ánimo resulte también en el aumento de su actividad (local y global).
5. ¿Moderación talibana? Como hemos visto, los talibanes están buscando enviar un mensaje de moderación. No obstante, esto ha sido acompañado por actos de violencia en distintas localidades que ponen en cuestión esas promesas. Los temores que tienen las mujeres, los grupos étnicos no pastunes, y en general la población afgana, se justifican. Por la historia lejana y reciente.
6. Crimen Organizado. Los talibanes, además de ser una guerrilla insurgente, son una organización criminal con vínculos con muchas otras organizaciones criminales en el mundo. Hoy, cuando los talibanes se transforman en gobierno y buscan enviar un mensaje de moderación y de “profesionalismo”, habrá que monitorear lo que ocurra con este muy delicado factor.
7. La resistencia. No mucha, pero la hay. Los talibanes nunca fueron la única facción islámica que se disputaba el poder en los 90s, tras la salida soviética del país. Algunos de los grupos rivales de aquél entonces, se están reagrupando y posiblemente estén pensando en una nueva insurgencia.
Cada uno de estos temas merecerá monitoreo y análisis. Lo más lamentable está en lo que las mujeres, las niñas, y la sociedad afgana en general, tienen que padecer una vez más en su historia.