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Opinión

Los primeros 100 días de Petro

Es costumbre en Colombia medir la aprobación del presidente y sus políticas al cumplirse los primeros cien días luego de su posesión. En el caso de Gustavo Petro no es una medición común porque difícilmente puede encontrarse otro presidente que haya despertado tanta expectativa y a la vez tenga los ojos de todos, seguidores esperanzados y opositores a veces no muy benevolentes, pendientes de sus más mínimas actuaciones.

Dos grandes encuestadoras hicieron la medición y sus resultados son más o menos iguales: la favorabilidad del Presidente está por el 61 por ciento.

Esto es así porque, en este tiempo, Petro ha logrado cumplir varias de sus principales promesas de campaña: la aprobación en el Congreso de su política de Paz Total y la Reforma Tributaria, ambas articuladoras de su política para cuatro años de gobierno. Logrará con la segunda recaudar 20 billones de pesos -más del doble de lo que los gremios económicos estaban dispuestos a aceptar. Estos hablaban de 8 billones- con los cuales podrá apuntalar la paz total y avanzar en la Reforma Agraria que ya empezó. Logró la aprobación del Acuerdo de Escazú sobre cambio climático que el expresidente Iván Duque se negó a aceptar y creó la jurisdicción agraria, compromiso asumido en el punto 1 del acuerdo con las FARC. Además, restableció relaciones con Venezuela y con ella la reactivación del comercio y la reunificación familiar de los migrantes a ambos lados de la frontera.

Esa primera foto (de la encuesta del Centro Nacional de Consultoría, por basarse en una muestra más amplia) muestra que, a pesar de la caída del peso frente al dólar -en la cual cabe parte de responsabilidad al Presidente y a su ministra de Minas por sus afirmaciones confusas sobre el futuro de las exploraciones de petróleo y carbón- el 47 por ciento de los encuestados es optimista frente a la economía del país; la lucha contra la corrupción, que tanto escepticismo suele generar, tuvo un apoyo del 51 por ciento y la salud, tal como la plantea el gobierno, 56 por ciento.

Llama la atención que en los estratos más altos de la población la imagen positiva del presidente es del 54 por ciento y la negativa del 34 por ciento; en los medios, la positiva es del 62 por ciento y la negativa del 27 por ciento. Y en los bajos, la imagen positiva es del 62 por ciento y la negativa del 20 por ciento, sin grandes variaciones con la clase media.

Ante la pregunta de cómo consideran que será el país cuando Gustavo Petro deje la Presidencia de la República, en cuanto a la violencia, el 52 por ciento dice que será un país menos violento; sobre la riqueza, creen que será un país más rico y sobre seguridad, el 49 por ciento dice que será un país más seguro.

Una sorpresa es que al preguntar por la imagen del expresidente Álvaro Uribe, la favorable es del 42 por ciento y la desfavorable de 52 por ciento. Lo que si no fue ninguna sorpresa fue encontrar que la favorabilidad del expresidente Duque es de 36 por ciento frente a 56.9 por ciento de imagen desfavorable. Traigo aquí esos dos datos, sobre todo el de Uribe, porque parecía que era el rey indestronable de las encuestas; es posible que la oferta de Paz Total de Petro, acompañada del gesto caballeroso y cordial de invitarlo a conversar al Palacio de Gobierno, que dejaba ver con certeza su propuesta de desarmar los espíritus, lo haya dejado como el ícono de la guerra que hay que dejar atrás.

En ese mismo sentido me atrevo a pensar que puede leerse la favorabilidad de apenas 5.9 por ciento del ELN. Ojalá esta organización sepa aceptar con humildad que la calificación de los encuestados representa un mensaje del pueblo que ella dice representar.

Quiero hacer énfasis en que la Paz Total, una de las banderas de este gobierno, tiene una aprobación del 53 por ciento. En este punto sectores de la oposición han traído de vuelta algunos de los trucos con que se opusieron a la paz con las FARC, diciendo que plantea la impunidad, lo cual no es cierto. Pero hay que reconocer que hay un punto polémico y difícil que es el carácter de la negociación con Iván Márquez, quien fue jefe negociador de las FARC y firmó el documento de acuerdo que establece que quien luego de la firma volviera a empuñar las armas debería someterse a la justicia ordinaria. En la Paz Total se establecen varias clases de acuerdos posibles: negociación política para los alzados en armas guiados por una motivación política (en este caso el ELN), sometimiento a la justicia y acogimiento a la justicia, estas dos últimas difíciles de diferenciar, para las bandas armadas. Una de ellas deberá ser aplicada a las disidencias de las FARC que nunca aceptaron desmovilizarse, ni firmaron el acuerdo de paz y por tanto no son reincidentes. Cosa distinta de la Nueva Marquetalia de Iván Márquez.

Como lección importante para el equipo de gobierno, incluido el presidente de la República, está la importancia de la prudencia. Apenas se conoció que Estados Unidos había subido las tasas de interés, el activo Twitter de Petro afirmó que ese país quería sumirnos a todos en la miseria.

Eso, en momentos en que el presidente de Estados Unidos Biden nos hacía gestos de amistad y su secretario de Estado, Anthony Blinken, acababa de terminar su visita. Para no recordar que apenas se supo del no a la nueva Constitución chilena, Petro twiteó que había ganado la Constitución de Pinochet. El Presidente tiene como una de sus banderas el cuidado del medio ambiente y ese compromiso parece haberlo llevado a veces a afirmaciones impulsivas como la de que no se haría más exploración de petróleo ni de carbón.

La ministra de Minas lo secundó -agregando desplantes con la prensa- y eso parece haber influido de alguna manera en la caída de la acción de Ecopetrol, la principal empresa del país, y contribuido a la caída del peso frente al dólar. El ministro de Hacienda, que ha actuado como una especie de apagafuegos para lograr la aprobación de la Reforma Tributaria, dijo que las exploraciones aprobadas en periodos anteriores continuarían y que no se excluía la apertura de otras nuevas.

En todo caso, y a pesar de los inevitables errores del comienzo, podemos decir que Petro ha logrado lo que ningún otro presidente en tan corto tiempo. 

 

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