La inteligencia estadounidense, la de Ucrania, la OTAN, varios presidentes europeos y una miríada de expertos se fueron sin bola. Las 100 mil tropas en la frontera ruso-ucraniana, eran una distracción, el golpe principal venía por otro lado. La sorpresa no consistió en cuándo, por dónde, ni con cuántas fuerzas se iniciaría la acción, sino en cómo. Nadie lo esperaba. Putin comenzó con una acción política seguida de una operación militar. La combinación le salió bien.
Al segundo día de la operación militar especial” (eufemismo recién acuñado), con una insignificante fracción de su poderío militar, Rusia ha doblegado la maquinaria militar ucraniana y anulado cualquier represalia militar de Occidente. Como señaló Iroel Sánchez un comentarista cubano: “Putin jugó ajedrez, mientras los demás bailaban yoyo...” En una operación quirúrgica, las defensas ucranianas fueron superadas por un ataque cibernético combinado con misiles de precisión que impactaron sobre blancos militares e infraestructuras fundamentales y facilidades vitales, entre ellas la famosa central electronuclear Chernóbil y el aeropuerto de Kiev que fueron controladas por los atacantes sin combatir
La intervención en Ucrania y el desenlace en el cual un país grande, económicamente solvente, bien armado y apoyado por la OTAN, la Unión Europea, la ONU y casi la totalidad de los países del mundo, ha sido aplastado militar y políticamente por una superpotencia nuclear, lo cual llevó a su Presidente a admitir que “Ucrania puede negociar su neutralidad a cambio de garantías de seguridad”, y a Ignacio Ramonet a declarar: “...La intervención rusa en Ucrania abre una nueva edad geopolítica en el mundo”
Según Rusia Today, el presidente de Ucrania, Volodomir Zelenski, informó que personalmente interpeló a los líderes de la OTAN que dejaron solo a su país, sin que ninguno le ofreciera garantías de que Ucrania sería admitida en la OTAN. El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, país miembro no nuclear más poderoso de la organización, le reprochó su inacción... La OTAN –dijo- tendría que haber tomado medidas más decisivas... A Europa le falta determinación..."
pa le falta determinación...” Al desastre militar ucraniano se suma una debacle política de enormes proporciones, a la cual el actual gobierno, así como el alto mando militar y las estructuras estatales, difícilmente sobrevivan. El desenlace permitirá a Putin cumplir su objetivo de “desmilitarizar y desnazificar” (antes había dicho descomunizar) a Ucrania.
Abrumado por los hechos, el mandatario ucraniano expresó: “Quiero dirigirme una vez más al Presidente ruso. Se están produciendo combates en Ucrania, sentémonos a conversar para detener la matanza de personas”. Al respecto el presidente Putin declaró estar dispuesto a parlamentar, siempre y cuando Ucrania “deponga las armas”. De hecho, estos pronunciamientos anuncian una virtual rendición.
De nada le sirvieron a Estados Unidos sus 3 mil 750 ojivas nucleares, sus flotas en todos los océanos, los 10 portaaviones y 18 submarinos nucleares armados con misiles atómicos y sus 600 bases militares. A pesar del stress generado por la debacle de la Unión Soviética, la desastrosa administración de Boris Yeltsin y veinte años de sanciones y acoso por parte de Estados Unidos y de todas las potencias occidentales, Rusia ha pasado a ocupar en solitario el primer lugar mundial en la escala de fuerza. No es el país más desarrollado ni el más próspero, pero es el más fuerte. Comparto el juicio de Ramonet acerca de la apertura de una nueva era geopolítica. El autoritarismo avisa que otro mundo es posible, pero es peor.