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Opinión

Francia Márquez: el ascenso de los nadie

Los nadie, los nunca nombrados, los siempre olvidados, los indios, los negros, los que sólo son tenidos en cuenta cuando buscan su voto, las víctimas de los falsos positivos, los que son reclutados a la fuerza por los armados, los que tienen el hambre que en Colombia no se quiere ver: ellos le dieron su fuerza a Francia Márquez para que sea su voz y que su cara por fin sea visible en donde hasta ahora sólo se veía la de los “blancos” o los que quisieran serlo.

Negra, de 39 años, forjada en la lucha cruel de la minería artesanal y el dolor y la desesperanza de jugarse todos los días la vida, de sobrevivir a la violencia de las armas estatales e ilegales, de la falta de futuro, del esfuerzo muchas veces fallido para conseguir un empleo menos peligroso que ese de tratar de sacar una mínima bolita de oro de ríos que para ello se envenenan, se hizo líder ambiental y feminista y logró su título de abogada que usa para defender a los suyos, premio nacional de defensa de los derechos humanos en Colombia, premio Goldman, en 2019 la BBC la incluyó en la lista de las 10 mujeres más influyentes del mundo.

“Soy porque somos”, es su lema, y ha logrado imponer expresiones suyas contra los defensores de la pureza del lenguaje. Por eso habla de las mayoras, esas matronas sabias de las comunidades.

Para las elecciones se conformaron tres coaliciones de las cuales debería salir, como candidato de cada una de ellas, quien alcanzara una mayor votación. En la de izquierda no fue ninguna sorpresa que el ganador fuera Gustavo Petro, con 4 millones 185 mil 571 votos, seguido por Francia Márquez, con 783 mil 160, superando al candidato de centro, Sergio Fajardo, exalcalde y exgobernador, con lo cual se convirtió en el fenómeno electoral.

En algún momento Petro había dicho que quien sacara la segunda votación en su coalición sería su fórmula vicepresidencial, pero el cálculo político le hizo ver que Francia, con todas sus virtudes, aportaría votos de la misma vertiente de izquierda y que era necesaria una alianza que atrajera votos de otras colectividades, pensando probablemente en el partido liberal y, conciente de que no sería fácil negociar este cambio con Francia, le ofreció la creación del ministerio de la igualdad, que con todo mérito, sería ocupado por ella.

Se iniciaron entonces acercamientos con el expresidente César Gaviria, líder del partido liberal, político tradicional con muchas luces, como que fue quien posibilitó la creación de la nueva Constitución Política con su carta de derechos y propuesta de igualdad racial y social, así como su apoyo a la negociación de paz con las FARC, pero también sombras porque es un hombre del sistema con todos sus lunares. Francia dijo entonces, en una comparecencia conjunta con Petro, que Gaviria era un neoliberal, que “es parte de lo que ha llevado a este país a vivir en la crisis que estamos, en la hambruna, la corrupción, siempre ha estado gobernando a su favor”. Fue notoria la incomodidad de Petro, quien, sin desautorizarla, dijo que “el pacto histórico debe ser con todos los colombianos” y “si se excluye a alguno no se está construyendo”.

Francia se reafirmó asegurando que no había dicho ninguna mentira, y así esa posible alianza, muy buscada también por el centro y la derecha, se ha tornado lejana, aunque antiguos liberales con Petro persisten en su intento de revivirla.

Francia responde a quienes le dicen que está contradiciendo a Petro: “No somos uno y dos. Somos uno y una. Eso quiere decir que nos vemos en paridad. Tenemos una apuesta común que busca cambiar este país”. Eso se oye muy bien para una campaña presidencial, porque pone de relieve el poder de los nadie que ella dice representar como en efecto lo hace, pero un gobierno no se maneja igual que la contienda electoral. La Constitución creó la vicepresidencia con el único fin de sustituir al presidente en caso de su falta definitiva, no un mandato compartido entre el Presidente y su Vicepresidente.

Ante las dudas, su voz se oyó firme: “Si yo gano la consulta del Pacto Histórico, lo que a mí me enseñaron en mi casa es a honrar la palabra y eso significa que el segundo o la segunda en la lista va a ser la fórmula vicepresidencial tal y como se pactó al inicio de este proceso y tal como se estableció cuando yo llegué”.

No la va a tener fácil Petro, un gran líder a quien a veces le gana su arrogancia, pero si encuentra la manera de aprovechar la reserva moral que significa Francia, así como sus convicciones firmes, que no se quedan en enunciados de consignas, como ha demostrado en los debates en que han querido disminuirla sin lograrlo, ganará el apoyo arrollador que cada día aumenta por esa negra grande que se presenta con el puño en alto diciendo “Soy porque somos”.

 El apoyo a Francia crece cada día. La intención de voto por los vicepresidentes le da a Francia el 85.2 por ciento, a Murillo el vice afro de centro el 12 por ciento y al de la derecha el 2.1 por ciento y es un fenómeno que se ha hecho mundial y sigue creciendo.

No podían faltar los ataques racistas: una conocida cantante, de origen humilde, no blanca, auque ella lo crea así, comparó a Francia con KingKong, a lo cual ella contestó que le mandaba un abrazo solidario y ancestral y la artista respondió que ese es el abrazo de Judas y que mejor se lo guarde.

La fórmula vicepresidencial de centro también es negro y muy meritorio: hecho a pulso, salido de la misma región de donde es oriunda Francia; fue ministro de Medio Ambiente, pero es menos conocido, no ha surgido de luchas populares y ni siquiera lo mencionan como afro.

Francia es la revelación de esta contienda electoral; por supuesto Petro es líder de multitudes y les lleva por mucho la delantera a los dos que le siguen, pero ella ha sido una estrella fulgurante. Hasta ahora, porque cualquier cosa puede pasar, son la fórmula ganadora

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