Cerró el domingo la convulsa primera vuelta de las elecciones presidenciales, con el triunfo del izquierdista Gustavo Petro (40.32%), seguido de Rodolfo Hernández (28.15%) con quien deberá competir en segunda vuelta; en tercer lugar Federico Gutiérrez (23.91%) y en cuarto lugar el autopromocionado como candidato de centro, Sergio Fajardo (4.4%).
El primer ganador es, desde luego, Gustavo Petro, quien se impuso a pesar de que el gobierno, apoyándose en los organismos de control que están en manos de aliados suyos, hizo todo cuanto estuvo a su alcance y en contra de la ley para torpedearlo. El Presidente contestaba cada declaración de Petro como si fuera contrincante suyo, el Comandante del Ejército en abierta violación de la ley se manifestó en su contra, la procuradora general suspendió al alcalde de Medellín (partidario de Petro) por supuesta participación en política. El gran perdedor es el gobierno de Iván Duque.
Esta votación, la más alta obtenida por la izquierda en la historia nacional, fue en apoyo a una propuesta casi contraria a todo lo que el gobierno representa. En Bogotá, sede del Gobierno nacional, donde fue alcalde, Petro obtuvo el 47.5% de los votos. Desde luego, otro gran perdedor es el expresidente Álvaro Uribe con la derrota del candidato de su corazón, el de la extrema derecha afín a él.
Otro gran perdedor es sin duda Federico Gutiérrez: ni toda la ayuda del Gobierno, ni el apoyo de los periodistas que en algunos debates parecían contradictores de Petro e hicieron la vista gorda ante el hecho de que Fico usaba una tablet en la que a veces alcanzaba a oírse cuando sus asesores le “soplaban” las respuestas, le alcanzó para ganar. Su campaña, basada en sembrar el miedo a un triunfo de Petro porque supuestamente se eternizaría en el poder (quien quiso hacerlo fue su líder Álvaro Uribe quien, después de violar la Constitución para hacerse reelegir, quiso otro periodo más y así ad infinitum, pero la Corte Constitucional se lo impidió), expropiaría hasta los tenderos e implantaría el comunismo, no pudo vencer la avalancha popular que Petro entusiasmaba en la plaza pública donde no tuvo contendor, como tampoco lo tuvo en los debates.
Otro gran ganador es el ingeniero Hernández, quien ahora disputará la segunda vuelta. Con un discurso simple, sin maquinarias, sin otra propuesta que gritar ¡abajo la corrupción!, logró el segundo lugar. Ahora es el más apetecido por quienes quieren ver vencido a Petro. Ya Gutiérrez dijo que votaría por él, pero la respuesta que obtuvo es que acepta los votos pero que quien manda es él. ¿De dónde podrían salir los votos que necesita Petro? En primer lugar venciendo el miedo sobre lo que significa su triunfo. Ya en su primer mensaje se dirigió a los empresarios prometiendo cambio con justicia social, estabilidad y garantías, así como también abatir el déficit fiscal.
Llamó también a la reconciliación, aunque en mi modesta opinión atacó innecesariamente al ingeniero (la publicación de los videos en donde alaba a Hitler, da puños y promete tiros en medio de las más soeces palabras, es suficiente para que él mismo se perjudique). Hizo un llamado a todos los que quieran apoyar su plataforma, vengan del partido que vengan.
Ahí se consolidó como un estadista. Hay una cantidad de votos posibles de personas que no salieron a votar en sitios mayoritariamente favorables a él: En Bogotá y Medellín votó el 64% del censo, en Cali el 55% y en Barranquilla y Cartagena apenas el 43%. Con una buena campaña de estímulo al voto, aumentarían considerablemente. Aunque Federico Gutiérrez es de extrema derecha, me atrevo a pensar que no todos los que estuvieron con él lo sean; muchos, del partido liberal, que entraron ahí porque el jefe de esa colectividad decidió unirse a ellos aún en contra de la doctrina liberal, muy seguramente ahora que esa adhesión no se mantiene, se sentirán en libertad y con mayor afinidad con Petro que con Rodolfo.
En cuanto a la Coalición de Centro Esperanza, tan tristemente derrotada hasta quedar en apenas 4.2% del total de la votación, desde hace tiempo muchos, desde fi guras prominentes como el exrector de la Universidad de los Andes Alejandro Gaviria hasta muchos cuadros medios y de base, no aceptarían nunca votar por alguien de derecha. Casi seguramente la mayoría se deslizaría hacia las toldas de Petro. Sergio Fajardo, habiendo sido alcalde de Medellín, de donde salió con una favorabilidad del 89%, en esta votación, con apenas 6.18%, fue superado por Federico Gutiérrez que obtuvo el 53.57% y Petro, costeño, de la lejana región caribe, venció el regionalismo antioqueño y sacó el 24.47%. Y en Antioquia, el departamento del cual fue gobernador, Fajardo, con un lánguido 5.44%, fue superado por Gutiérrez (48.80%), Petro (24.03%) y Hernández (18.36%).
Es en estos dos lugares en donde seguramente fue para él más dolorosa su derrota. Sin embargo, rechazó todos los pedidos de acercamiento que le hicieron personas de sus toldas y de las de Petro y ahora sacó un insulso comunicado dejando en libertad a sus seguidores para que apoyen a quien decidan. Ésa es otra oportunidad para acrecentar la votación de Petro.
Estamos pues en un momento peligroso, con un fortalecimiento de bandas criminales, en que se necesita con urgencia fortalecer el proceso de paz con las FARC, establecer negociaciones con el ELN que conduzcan a su desmovilización, crear mecanismos para abatir la corrupción y recuperar la confianza de la ciudanía en las instituciones para lograr una paz verdadera. Es difícil, pero no imposible. ¡¡¡Se logrará!!!