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Quintana Roo

Colorida celebración a difuntos

Por José Ramos

MAYA BALAM, BACALAR, 2 de noviembre.- Habitantes de las comunidades Maya Balam y Kuchumatán recordaron a sus seres queridos en medio de coloridas ofrendas, rezos y música regional.

Mientras en la capital del estado y en la cabecera municipal de Bacalar mantienen vivo el Hanal Pixán, los exrefugiados guatemaltecos y sus familias celebran de una manera muy peculiar el Día de Muertos, con músicos locales, trajes típicos y tumbas vestidas con flores y adornos de todos los colores que hacen especial y única esta celebración.

El 2 de noviembre es día de fiesta en la comunidad Maya Balam, pues el panteón del poblado se vistió de vivos colores al ritmo de marimba. Desde muy temprano, cientos de personas se congregaron en el camposanto del poblado, algunas trasladándose a pie, otras en moto, en triciclo o bicicletas.

Alrededor del mediodía, el sacerdote de la comunidad ofició una misa para recordar a los fieles difuntos, ante la presencia de más de 500 personas provenientes de Maya Balam y Kuchumatán.

Durante este día se pudo ver a todos conviviendo, desde los ancianos guatemaltecos que llegaron para refugiarse hace 36 años en la entidad, así como sus descendientes, hijos nacidos en territorio mexicano, y las últimas generaciones de niños que empiezan a participar en esta tradición.

Los asistentes a la tradicional fiesta del Día de Muertos se aferran para preservar sus tradiciones autóctonas por el Día de Muertos, al acudir como cada año al panteón de la comunidad para llevar música, flores, comida y refrescos para festejar a sus difuntos con alegría.

Para la comunidad Maya Balam, el Día de Muertos es una fiesta muy especial, pues es la oportunidad para recordar a sus seres queridos que ya partieron de este mundo y que no los han olvidado.

Esta tradición se conserva más viva que nunca en la comunidad Maya Balam, donde la gran mayoría de los habitantes se reúnen para celebrar a sus muertos con cantos y alabanzas religiosas, porque para ellos es mejor recordar en alegría a aquellos seres queridos que ya no forman parte del mundo terrenal, pero que siguen viviendo muy fuertemente en sus corazones.

Durante las actividades se pueden ver a músicos, trajes típicos y tumbas vestidas con flores y adornos de todos los colores, que hacen especial y única esta celebración del Día de Muertos en esta comunidada ubicada en el sur de Quintana Roo.

Los cantos no se detienen hasta el atardecer, mientras los músicos van de tumba en tumba con canciones en español, como “Adiós, adiós hermano, porque ya no volverás”; así como en idioma q’anjob’al, que es uno de los dialectos mayenses hablados por la población q’anjob’al, que en su mayoría vive en el altiplano occidental de Guatemala y en el extremo de Chiapas.

A esta celebración acude gente de todas las edades, desde los ancianos guatemaltecos que llegaron para refugiarse de los crímenes que realizaba el ejército de esa nación, así como sus descendientes, hijos nacidos en territorio mexicano, en Chiapas o en Quintana Roo, y las últimas generaciones de niños que recibirán estas bellas tradiciones de sus padres y abuelos.

Los rostros de los presentes muestran diversos sentimientos: alegría en algunas familias reunidas; otros más reflexivos; y para quienes recientemente perdieron a seres sus queridos, las lágrimas y tristeza no se pudieron ocultar.

Las mujeres de mayor edad son las más elegantes, vestidas con sus tradicionales huipiles guatemaltecos, que son de blusa tejida a mano y decorada con bordados; falda casi siempre en dos o tres tonalidades; faja, se coloca a la altura de la falda para ajustar la cintura, y perraje, que es un chal que se usa para múltiples funciones, tanto para llevar a un bebé como para la recolección de verduras.

Los varones y jóvenes visten en su gran mayoría ropa casual, lo que para muchos es reflejo de que con el paso de los años se han perdido las tradiciones, sobre todo esta expresión ancestral de la cultura guatemalteca.

No obstante, esta bella tradición se conserva más viva que nunca en la comunidad Maya Balam, donde los exrefugiados guatemaltecos demuestran a sus fieles difuntos lo mucho que los quieren y que no los han olvidado, a quienes llevan por siempre en sus pensamientos y corazones.

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