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Quintana Roo

Muchos bañistas en las playas públicas

Por Yolanda Gutiérrez

Buena afluencia de bañistas en los principales balnearios públicos, en los que comparten espacio turistas y gente de la localidad que aprovechó el excelente clima registrado el domingo para darse un buen chapuzón.

No faltaron las sesiones fotográficas de parejas de novios o turistas encandilados por las bellezas naturales del Caribe, a quienes no parece importar demasiado que el sargazo invada nuestras costas, en virtud de que muchas de sus gráficas se toman con la hierba marina como parte del paisaje.

Pero no todo es idílico para los bañistas nacionales, extranjeros y locales que disfrutan de las playas y, en este sentido, la falta de una vigilancia efectiva en los balnearios públicos del destino convierte algunos arenales en blanco para los delincuentes, que solamente esperan el momento en que los bañistas se alejan de sus pertenencias para robarles los objetos de valor que se encuentran a la vista e incluso, las chanclas que dejan en la arena.

Cancún vende a nivel internacional sol y playa, pero es precisamente en los arenales donde nuestros visitantes se ven expuestos a todo tipo de robos, desde los perpetrados por los malvivientes hasta los que cometen algunos meseros de restaurantes y clubes de playa, quienes aprovechan la alegría que provoca en sus clientes la ingesta de dos o tres copas de alcohol para engordar la cuenta y cobrarles más de lo que realmente consumieron.

A esto se le añade que desde Gaviota Azul hasta Delfines, en el mar abundan las fuertes corrientes, algunas de ellas engañosas, que ponen en riesgo la vida de los bañistas que desoyen las advertencias de los abnegados guardavidas, cuyo número disminuyó desde que terminaron las vacaciones de Semana Santa, lo que propicia que en algunos balnearios la vigilancia por parte del grupo Acuático de Protección Civil sea deficiente, hasta el punto que en arenales como Pez Volador o Mirador II no se encuentra un solo elemento al cuidado de los bañistas, mientras que en el resto de las playas públicas se necesita más personal, sobre todo, en Delfines, cuya amplia extensión requeriría por lo menos cuatro guardavidas, según comentarios de los mismos rescatistas.

Los ambulantes hacen acto de presencia en balnearios públicos, incluidos los Blue Flag, así como en las playas que colindan con los hoteles, convirtiendo los arenales en pequeños tianguis donde el bañista puede encontrar prácticamente de todo, desde una bolsa de fruta en trozos hasta una bolsa de cocaína, pasando por lentes para el sol, kibis, empanadas, artesanías, joyería presuntamente de plata y cualquier cosa que pueda imaginarse.

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