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Quintana Roo

Por Yolanda Gutiérrez

Ante los nulos resultados en materia de seguridad pública y el fuerte incremento de hechos delictivos que se perpetran de manera impune a plena luz del día, la sociedad no ha tenido más remedio que rascarse con sus propias uñas, formando grupos vecinales de vigilancia que se mantienen al pendiente de cualquier desconocido que ingrese en su colonia o fraccionamiento.

En el año 2016 comenzaron a surgir los primeros grupos de vecinos vigilantes en algunos puntos de Cancún, entre ellos la Región 232, donde la delincuencia traía de cabeza a los residentes, quienes eran víctimas de robos y asaltos prácticamente a diario.

Posteriormente esta práctica se fue extendiendo a otras regiones, fraccionamientos y colonias, hartos sus habitantes de la delincuencia y la escasa, por no decir nula, respuesta policial a la hora de reportar un robo o asalto; aparecieron mantas en fachadas y ventanas, algunas con amenazas de linchar al ratero que sea sorprendido, en tanto los vecinos formaron grupos de Whatsapp, generalmente uno por cada calle, a fin de protegerse y mantenerse informados de cualquier acontecimiento anormal, sobre todo la presencia de gente extraña en su colonia.

Incluso se llegó al extremo de “privatizar” calles y hasta fraccionamientos completos con enrejados, a fin de inhibir el paso a los delincuentes y, en caso de ser sorprendidos, no puedan escapar con tanta facilidad.

En fraccionamientos como Bosques de San Miguel, Rodríguez Alcaine o Real las Quintas, entre otros, los vecinos se sienten mucho más seguros con las rejas que desde hace algunos años instalaron en los accesos de las calles, las cuales impiden el paso a vehículos, pero aún así, no logran erradicar al cien por ciento los índices delictivos.

Es un hecho que pesa cada día más el concepto de vigilancia vecinal, mucho más efectiva que la policía, el cual ha permitido que los índices delictivos disminuyan en las zonas en las que se implementaron, aunque criterio de los mismos residentes, falta mucho aún para erradicarlos, máxime porque en muy raras ocasiones se cuenta con el apoyo de la policía.

Tras llevar a cabo un recorrido por diferentes puntos de Cancún se pudo observar que son muchos los fraccionamientos o calles dentro de una región en las que sus habitantes colgaron carteles y mantas que advierten sobre las autodefensas vecinales; en algunos, los residentes son más radicales, al advertir que de encontrar a un ratero no avisarán a la policía sino que lo lincharán, para escarmiento de otros maleantes.

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