De la Redacción
PLAYA DEL CARMEN, SOLIDARIDAD, 24 de junio.- Autoridades del ayuntamiento de Solidaridad fomentan el desorden total en la Quinta Avenida, permitiendo la proliferación de vendedores ambulantes y módulos de tours mediante el pago de un permiso por la cantidad irrisoria de 250 pesos mensuales, aunque supuestamente ingresa por “fuera” a la tesorería una cantidad mayor sin recibo oficial, que pese a las reiteradas quejas de los empresarios establecidos para ordenar la zona mantienen oídos sordos y vista ciega.
En ese mismo sentido, la propia autoridad advierte que en breve iniciarán los trabajos de remodelación de la Quinta Avenida y una vez que concluyan, quizás para la temporada invernal próxima, no deberá haber ningún ambulante en la zona, lo que evidencia que conocen de la problemática y lo toleran.
Los mismos empresarios o comerciantes de la Quinta Avenida han exigido a la autoridad municipal que no se tiene que esperar la remodelación para desalojar al comercio informal, porque se han vuelto una plaga y cuando quiera ordenarse simplemente no se van a dejar, lo peor que ante la sociedad quedan como víctimas al estar buscando el sustento familiar y que muchas veces sólo son explotados por sus patrones e incluso protegidos por grupos delincuenciales que operan en la zona turística.
La realidad, explican los empresarios, en esta administración municipal se han disparado el número de módulos de tours y vendedores ambulantes apostados sobre la Quinta Avenida, algunos hasta con puestos semifijos y frente a establecimientos debidamente regulados, con el pago de impuestos a los tres niveles de gobierno, lo cual les ha mermado en mucho sus ventas al no ingresar el turismo, primero por estar pocos visibles y segunda por el acoso al turista.
A lo largo del recorrido de la emblemática Quinta Avenida el turista es acosada por los comisionistas de tours, las famosas “Marías” con la venta de manualidades y artesanías, vendedores de puros, alpaca, frutas y hasta tacos, causándoles un estrés y evitan entrar a los negocios establecidos, de ahí la exigencia de ordenar el comercio informal lo antes posible y antes que colapse la zona, agravado hoy por el tema del sargazo y la inseguridad.