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Quintana Roo

Ignoran advertencias de los científicos

Por Eva Murillo

La muerte de 78 especies de fauna marina, de pastos marinos, miles de corales y la pérdida de playas son algunos de los costos que Quintana Roo ya empezó a pagar por la presencia del sargazo, a eso se suma el desengaño que viven los turistas al llegar a sus destinos y ver que las costas están tapizadas de algas.

Bajo advertencia no hay engaño. El sargazo es un peligro inminente que puede colapsar al ecosistema marino mucho antes de lo que nosotros esperamos; la marea marrón genera una tasa de contaminación muchísimo mayor a la generada por los humanos; el impacto negativo del sargazo es mucho mayor al de los huracanes, es parte de lo que la investigadora Brigitta I. Van Tussenbroek Ribbink dijo en mayo pasado al periódico POR ESTO!

Mientras que el presidente Andrés Manuel López Obrador asegura que el tema del sargazo no es grave, la científica, dedicada a investigar la biología y ecología de pastos marinos y macroalgas, y que además cuenta con una maestría en la Universidad de Utrecht, Holanda, y un doctorado en la Universidad de Liverpool, Gran Bretaña, y actualmente es investigadora titular en la unidad académica Sistema Arrecifales Puerto Morelos, ha advertido, en diferentes ocasiones, que el sargazo es un peligro inminente que puede colapsar al ecosistema marino mucho antes de lo que nosotros esperamos.

En un estudio de campo encabezado por la maestra Rosa Rodríguez, de la UNAM, fue expuesta la muerte de animales marinos de 78 especies en el 2018 a consecuencia del sargazo.

En mayo pasado la UNAM publicó en su Gaceta Digital la advertencia que un grupo de investigadores lanzó al hablar sobre los daños del sargazo en Quintana Roo, entre los que están el riesgo en el que se encuentra el mar Caribe, que puede cambiar el aspecto que hoy se conoce, pues “las aguas turquesa, playas blancas y la diversidad de especies animales y arrecifes coralinos son gravemente afectados”.

La publicación añade que a la presencia del sargazo hay que anexarle la falta de oxígeno, la mala calidad del agua y la producción de sustancias químicas, según dijo Brigitta I. Van Tussenbroek.

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