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Quintana Roo

Agresivos asaltantes andan sueltos

Por Yolanda Gutiérrez

ISLA MUJERES, 16 de julio.- Amenazados y sometidos con lujo de violencia por delincuentes armados, empleados de la arrendadora “Garrafón de Castilla”, ubicada frente al palacio municipal, fueron víctimas la mañana del lunes de un cuantioso asalto, con un botín de 90 mil dólares y 300 mil pesos; hasta el momento, los agresivos asaltantes no han sido detenidos y se encuentran prófugos, pese a que se les vio correr rumbo al andador del mar Caribe.

El dueño de la arrendadora se apresuró a interponer en la Fiscalía de Isla Mujeres la denuncia correspondiente, quedando asentada en la carpeta de investigación 174/2019 por el delito de robo.

Cunde la preocupación entre los isleños, que comienzan a apreciar cómo la tranquila localidad pasa a formar parte de la lista de lugares en los que incrementan los hechos delictivos, hasta el punto que en las últimas fechas se han registrado varios asaltos a establecimientos, los más recientes el atraco a un expendio de cerveza y a una gasolinera.

El violento robo, que afortunadamente no conllevó víctimas, se registró a temprana hora del pasado lunes 15 de julio, cuando tres personas del sexo masculino irrumpieron en la arrendadora y amagaron con armas de fuego a Lidia R. I., empleada de limpieza, justo cuando ingresaba en el negocio para trabajar.

Según explicó Lidia R. I. a la policía, los rateros se presentaron alrededor de las 7 de la mañana, amagaron a los empleados y los amarraron con cinta gris, poniéndolos boca abajo en el piso, tras lo cual sustrajeron un aproximado de 300 mil pesos y 90 mil dólares.

Minutos después, la empleada logró deshacerse de sus ataduras y salió a la calle, encontrando a una patrulla de Seguridad Pública a cuyos elementos explicó lo que acababa de suceder, pero al parecer los uniformados ni siquiera peinaron la zona para intentar localizar a los ladrones, que al según corrieron con su jugoso botín rumbo al andador del mar Caribe, sin que nadie los detuviese.

No obstante, otras versiones apuntan a que la empleada fue sometida mientras abría la reja principal, cuando uno de los asaltantes le puso un arma en la espalda y le exigieron dejarlos entrar a la casa, donde se encontraba la familia del propietario del negocio.

Sin importar a los amigos de lo ajeno que hubiese mujeres y niños, amordazaron y amarraron a todos con cinta, a fin de evitar que pudiesen gritar en busca de auxilio.

Se pudo averiguar que el día anterior al robo, el propietario corrió a un empleado que laboraba en la arrendadora, por lo que no se descarta la posibilidad de que pudiera estar implicado en el delito.

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