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Muchos padres de familia se enfrentan a diferentes adversidades en la vida para criar a sus hijos, y más cuando éstos requieren una atención especial, como el caso de la joven Citlalli Guadalupe Villaseñor Landeros, de 21 años de edad, quien padece de Síndrome de Down y es hija única de don Luis Alberto Villaseñor Suárez, quien después de haber trabajado en la industria petrolera y a sus 55 años ya nadie le da empleo, por lo que tuvo que buscar una alternativa donde pudiera tener un ingreso económico y a su vez estar al pendiente de su primogénita; por ello ahora vende paletas y refrescos con su triciclo y dice que no hay necesidad de delinquir para ganarse la vida.

Todo un ejemplo que cuando se quiere, se puede, pues a sus 55 años de edad y con su hija arriba de una motocicleta adaptada a un cuerpo de triciclo, don Alberto busca la forma de mantener a quien considera su pequeña, a quien no dejará sola.

Al entrevistarlo no pudo evitar que sus ojos se llenaran de lágrimas al contarnos que su único motor que lo impulsa a echarle ganas todos los días y no darse por vencido, es su hija, quien si bien es cierto este año recibe la beca del Gobierno Federal, apenas les alcanza para pagar gastos en la casa, por ello tuvo que buscar la opción de tener ingresos para la comida y lo que haga falta para su pequeña.

“Ella es mi motor, un vehículo sin motor no funciona y ella para mí es mi razón de ser para seguir luchando, es hija única, bendito sea Dios nos tocó apoyo de AMLO, no es mucho pero es una ayuda, al menos nos aliviana para pagar luz, agua, y cosas que se necesitan en el hogar”, expresó.

Y es que don Luis Alberto en el 92 y 94 vendió periódicos, posteriormente creció y entró a la industria petrolera, donde laboró bastante tiempo; mientras que aún estaba con su esposa, por azares del destino ahora le toca estar solo con su hija y sin empleo, ya que ninguna empresa quiso darle trabajo, además de que no tiene quién cuide de Citlalli Guadalupe Villaseñor.

“La prueba es que yo vendía periódicos, ya luego entré a las empresas petroleras y estuve laborando en supervisión de buceo y electricista, da la casualidad que se acaba el empleo y no puedo quedarme cruzado de brazos, tengo que sacar a mi hija adelante, no tengo quién me la cuide, si yo tuviera alguien, buscaría otro empleo, por eso es que me decidí buscar algo y vender paletas y refrescos fue una opción y la verdad es que la gente apoya el comercio local, la verdad el señor Jorge Rosiñol igual me ha apoyado, ya que cuando se puede me emplea en vigilancia y me da chance que lleve a mi hija conmigo, pero cuando no hay pues qué se puede hacer”, señaló.

Y es que asegura que para él, estar fijo en un lugar vendiendo no le resulta, por ello tiene que andar en vendiendo en las calles, pues no hay necesidad de poner excusa de que si no hay trabajo, la persona tiene que robar o delinquir, ya que eso es sólo una opción fácil.

(Texto y fotos: Ignacio Morales)

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